Jordi Sierra i Fabra recupera el folletín con “La verdad oculta”

Una novela de pasiones desatadas y secretos familiares inconfesables a caballo entre dos épocas separadas por tan sólo poco más de tres décadas

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Libro la verdad oculta
La Verdad Oculta.

 

Jordi Sierra i Fabra es un autor prolífico y exitoso, siempre de lectura amena y capaz de sorprender a sus numerosos lectores por variedad de razones. En general, porque su obra literaria tiene casi siempre un componente detectivesco o policial. Y su última obra, titulada “La verdad oculta” (Rocaeditorial), no es una excepción.

Hay en sus páginas una estructura narrativa configurada en torno a dos momentos concretos de nuestra historia reciente: 1959 y 1992. El primero es cuando se inicia el hilo argumental con la llegada a Barcelona de Celia, una joven y guapa muchacha de pueblo, que se desplaza a la gran ciudad para servir como asistenta en la familia Miramón formada por el matrimonio y dos hijos. Obligada a un trabajo extenuante, debe enfrentarse en aquella urbe en la que la toponimia urbana lucía en sus rótulos una avenida del Generalísimo o una plaza de Calvo Sotelo, a la impudicia de los dos hombres, padre e hijo. Este, acuciado por el despertar de una sexualidad adolescente y el otro, por una incontinencia madura e insaciable, desorientada tras el abandono de su amante. Una situación que gira sobre la chica de pueblo precisamente en el momento en que ésta descubre el amor limpio y sincero en un joven cumplidor del servicio militar, circunstancia que da lugar a una serie de hechos que desembocarán en una tragedia que en el segundo año citado el detective Eduardo recibe del encargo de resolver. Y no explicamos más porque no deseamos privar al lector de del nudo de la narración que conduce indefectiblemente a un final inesperado.

La lectura ”La verdad oculta” nos sorprendió porque no atinábamos en encontrar el elemento indispensable propio de la obra literaria de Sierra i Fabra: el misterio a resolver. Cierto que había por en medio sendos personajes desaparecidos, pero ¿qué se escondía tras la búsqueda que le habían encargado? Bueno, del autor hace decir a uno de sus personajes “lo peor de las familias son los secretos, las falsas protecciones sobre los hijos, evitar que sepan algo porque, según nosotros, eso puede hacerles algún daño” con lo que se colegirá fácilmente que, en efecto, en la narración había un factor a discernir, a interpretar y ello como resultado de un homicidio.

Habida cuenta que la muerte se produce en el contexto de unas relaciones que antaño resultaban espurias, condenables y por ello, necesariamente ocultas, con el aditamento de una inesperada bastardía, tenemos con ello los elementos precisos para adjetivar a esta novela de folletín “(novela de carácter melodramático y gusto popular” según la RAE) como resultado del tono melodramático que impera en ella, lo que constituye de alguna manera una muestra de que no es éste género tan olvidado como pudiera parecer.

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