El MFA de Portugal constituyó un precedente de la UMD española (“Mojar la pólvora”)

Alfonso Domingo explica cómo la revolución de los claveles estimuló e inspiró el movimiento democrático de los militares españoles.

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Libros.Mojar la pólvora

 

España y Portugal no solo son países vecinos, sino que además han vivido durante el siglo XX una historia con acusados paralelismos. En efecto, los dos países estuvieron gobernados por sendos regímenes autocráticos, las diferencias de cuyo origen y funcionamiento no cuestionaron la existencia de una fuerte alianza entre ambos. Y aunque las circunstancias de cada uno de ellos y su evolución a lo largo de dicha centuria fueron muy diferentes, en ambos surgió un movimiento militar llamado a actuar como revulsivo favorable a un cambio tendente a la recuperación de la democracia. Más aún, si el Movimiento de la Fuerzas Armadas fue capaz de protagonizar un cambio político total en Portugal con la “revolución de los claveles”, influyó también de forma indirecta en el nacimiento de un estado de opinión análogo en cierto círculos militares españoles. “En el estamento militar la evolución de los claveles portuguesa va a ser uno de los reactivos que van a dar lugar a una organización cuya siglas se van a hacer muy conocidas: la Unión Militar Democrática, la famosa UMD” tal como dice Alfonso Domínguez en su ensayo “Mojar la pólvora. Una historia de la UMD y la revolución de los claveles” (Esfera de los Libros) Y añade que en el verano de 1974 “el contagio portugués precipita lo que se ha ido produciendo durante algunos años entre una minoría del Ejército español”.

El autor subraya sin embargo el desigual punto de partida de cada uno de estos movimientos. En Portugal aparece como reacción a una tozuda e insensata guerra colonial que no tiene visos de resolverse y que lastra enormemente la vida del país, mientas que en España surge en una etapa de paz y desarrollismo, pero en la que se advierten síntomas de agotamiento del régimen franquista. En este contexto se revela la influencia que tuvo en la formación de algunos oficiales el movimiento “Forja” surgido en torno a la academia preparatoria de dicho nombre, vinculada al Frente de Juventudes y al teniente coronel Luis Pinilla Solivelles, cuya influencia en su formación moral y militar reconocieron los militares demócratas. En todo caso Domingo recuerda que la mayoría de “úmedos” procedieron de familias franquistas.

Eso sí, la evolución será diferente. “En España los militares de la UMD no se adscriben a ningún partido y los miembros que lo hagan causarán baja de inmediato, mientras que en Portugal los militares del MFA se posicionarán a la izquierda del debate político e incluso serán un opción partidista”. Por otra parte, “los medios empleados son diametralmente opuestos: el MFA utiliza el golpe armado para derrocar al gobierno y la UMD es contraria a la intervención militar y lo que quiere es evitar un golpe del sector ultraderechista que impida la llegada de la democracia”.

Cuando el régimen franquista detecta la existencia de esta corriente de opinión se ponen en marcha los resortes de investigación del régimen, principalmente a través del SECED y del SIBE, pero con notorias diferencias entre ambos. “Mientras el SECED tiene a gala reclutar a su personal entre los primeros de cada promoción, en el SIBE aterrizan los más esquinados, incompetentes y mezquinos que potencian los sectores más ultras y persiguen a los demócratas como si fueran sus peores enemigos”. 

Aunque extendida por toda España, incluido el Sáhara español, la UMD funcionó con dos centros de operaciones radicados en Madrid y Barcelona (también tuvo fuerza en Galicia), a cargo respectivamente de Otero y Busquets entre los que hubo algunas disensiones y no estuvieron ausentes los celos. En todo caso, el régimen acabó descubriendo parte de la trama y sometiendo a algunos de los complicados en ella a consejo de guerra que presidió el general Gómez de Salazar ya en plena transición y ante la indiferencia o enemiga de la mayoría de sus compañeros. “Solo un miembro de la élite militar intentó defender a los condenados, aunque su papel, pasados unos años, sigue siendo bastante oscuro. Es el teniente General Gutiérrez Mellado” al que reprocha no haber apoyado, tras habérseles aplicado la amnistía, su reincorporación el servicio, algo que solo conseguirían a título meramente formal muchos años después.

Para Domingo y por lo que respecta a los implicados en la UMD “el saldo de aquella aventura fue que nueve de ellos perdieron la carrera, quince fueron procesados, dieciocho pasaron por prisiones militares, más de veinte perdieron el destino y otros muchos fueron marginados y perseguidos” y que “de todos los miembros de la UMD que escaparon a las sospechas del mando muy pocos alcanzaron el generalato”. A cambio, su objetivo se cumplió y España es hoy una democracia consolidada. La cuestión sería dilucidar en qué medida la actitud de los ”úmedos” tuvo alguna influencia en ello.


 

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