“Las maravillosas nubes”: el desamor en la relación de pareja visto por Françoise Sagan
La escritora que fue un icono de la nouvelle vague describió las anfractuosidades de la vida matrimonial entre una francesa y un norteamericano
Es curioso constatar con qué rapidez emergen, triunfan, se imponen y acaban desapareciendo y olvidándose fenómenos que en su momento fueron considerados rupturistas e innovadores. Como fue el caso de la novelle vague francesa que supuso una oleada de renovación en el mundo del cine y tuvo también su expresión literaria pero ha quedado casi en el olvido. La escritora Françoise Sagan fue uno de sus iconos y logró en su momento romper estereotipos y alcanzar éxitos de ventas con su primera novela Bonjour tristesse (Buenos días, tristeza), que tuvo su versión cinematográfica y a la que siguieron otros catorce títulos.
Ediciones Invisibles recupera uno de ellos, Las maravillosas nubes, que es de alguna manera reflejo de la personalidad de su autora y el universo en el que desarrolló su vida y conoció a fondo: el de una sociedad burguesa, acomodaticia y acomodada, superficial, desapegada de convencionalismos y con una sexualidad menos encorsetada que la tradicional, preludio sin duda de la libérrima que llegaría años después. En este caso se refleja en la peripecia que viven el norteamericano Alain casado con la francesa Josée, cuya vida como matrimonio sufre por el desencanto de ella cuando se percata que su permanencia junto al hombre del que, pese a todo está enamorada, le priva de alicientes vitales. Intenta buscar la solución tanto en la comisión de infidelidades -primero con un marinero anónimo, luego con Marc, un antiguo amante- de las que informa puntualmente a su marido, como en el recurso a la huida de su compañía. Un ardid que resulta inútil porque Alan atraviesa el Atlántico en su busca hasta reencontrarla en París donde trata de recuperar su atención dedicándose exitosamente a la pintura. El problema radicaba en que “lo malo era que ya nada tenía emoción”, es decir que la relación había derivado en la pura inercia. Una situación insoluble porque, como apunta la autora, ella “no contemplaba la idea de dejarlo y menos aún la de seguir viviendo con él”. En fin, por utilizar una refrán castizo, aquello de “ni contigo, ni sin ti”.
En Las maravillosas nubes Sagan describe los ambientes que conoció por ciencia propia: las relaciones sociales en el mundillo literario, artístico y periodístico del París del años sesenta hechas de amistades dudosas, fidelidades inseguras, chafarderías y maledicencias y éxitos efímeros. Retablo de una época acaso no tan diferente de la actual.
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