“Margarita Landi. La rubia del velo y la pistola”, la primera mujer periodista de sucesos de España

Conocida por la policía como “Inspector Pedrito”, fue redactora de “El Caso” y un referente de la crónica negra de nuestro país durante más de medio siglo.

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“Explicar un crimen es hacer un puzle y buscar trocito a trocito para colocar todas las piezas en lugar preciso” dijo Margarita Landi, la primera mujer que fue periodista de sucesos en España, que ejerció como tal durante más de medio siglo y que han biografiado Javier Velasco y Maudy Ventosa en “Margarita Landi. La rubia del velo y la pistola” (Alianza editorial), un trabajo de investigación que no ha sido fácil si tenemos en cuenta que los archivos de “El Caso”, el famoso semanario de sucesos en el que trabajó, acabaron destruidos… por mero desinterés.

Landi fue una mujer “de carácter fuerte, duro, inquebrantable, mujer libre adelantada a su tiempo porque se atrevía a hacer cosas que le estaban vetadas a las demás… intuitiva, reflexiva, feminista, independiente, pequeña, eficaz, intrépida, coqueta, empática, minuciosa, directa y comprometida… se inventó a sí misma, creó su propio personaje y lo interiorizó al punto que era el mismo que representaba en su vida privada”. Tal es la descripción que hacen de ella los autores, quienes añaden en el título dos artículos que le acompañaban siempre en su bolso: un velo -para asistir correctamente a los velatorios que hubo de presenciar- y una pistola, a lo que cabría añadir otro elemento constitutivo de su imagen: la pipa.

Margarita sufrió una sendereada infancia y juventud por razones familiares y padeció las consecuencias de la guerra civil durante la que acompañó a su marido Ángel, teniente del Ejército Popular, cuando desertó hacia la zona nacional, con el consiguiente riesgo para ambos. Decidida a ser periodista, se inició después de la contienda en dicho oficio gracias al apoyo de su amiga Marichu de la Mora en publicaciones de la Sección Femenina y en la revista “La Moda de España” para pasar en 1952 a colaborar en “El Caso”, durante muchos años único semanario de sucesos que se editaba en España donde “todas las semanas tenía que hacer un muerto”. Porque “en todas partes se mata mucho y en todas las épocas…matan igual las mujeres que los hombres, por celos, que no por amor; por despecho, venganza, son famosos los crímenes pasionales”. Pero no solo informó de este tipo de delitos, sino de muchos otros. En sus crónicas hubo violadores de cadáveres, un cura pedófilo y asesino, el robo las joyas de la marquesa de Mazanedo -su debut-, la muerte del dirigente de la oposición argelina Mohamed Jidder, los crímenes del “Arropiero”, las históricas fugas de El Lute, los asesinatos del cortijo de Los Galindos, informó de la sentencia del proceso de Burgos contra los autores del asesinato del policía Melitón Manzanas y cubrió el terrible atentado de la calle del Correo en Madrid, el primero de ETA contra civiles, en el que hubo trece muertos y 73 heridos, el primer atentado de ETA contra civiles y que quedó impune por la amnistía de 1977.

Según Margarita “el crimen perfecto existe” y recuerda que solo entre 1960 y 1970 hubo 29 asesinatos cuyos autores fueron desconocidos, excepto uno y puntualiza que “los más perfectos son los que no parecen crímenes”. Reconoce que ”en mi carrera me he encontrado demasiados casos sin resolver”. 

Landi tuvo el privilegio de vivir una época excepcional en la que era la única mujer que husmeaba por comisarías, por lo que los funcionarios la acogieron con condescendencia, simpatía y cabría que decir complicidad (a veces le informaban de investigaciones que iban a emprender o le llevaban en el propio coche policial) Tal fue la razón por la que le inventaron el alias de “inspector Pedrito” para que cuando algún policía le telefoneaba para darle un chivatazo ninguno de los que hubieran podido estar presentes intuyera que hablaba con alguien ajeno al cuerpo.

La transición cambió muchas cosas, entre otras el modo de hacer periodismo de sucesos y de hecho poco antes de la muerte de Franco “El Caso” empezó a incluir crónica del corazón, lo que fue poco a poco desvirtuándolo. Pero lo más decisivo fue la marcha de Eugenio Suárez, su director durante 23 años, hecho que supuso “un antes y un después”. Margarita buscó acomodo en “Interviú” y colaboró también en televisión, medios en los que consolidó su fama y prestigio. Una verdadera leyenda de la historia del periodismo español que recuperan muy oportunamente Velasco y Ventosa.
 

 

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