Daniel Sirera (PP): "Entre la demagogia separatista y la demagogia populista hemos perdido ambición"

Catalunya Press entrevista al candidato del PP a la alcaldía de Barcelona

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Sirera, en un acto en Barcelona. Foto: PP Barcelona

 

Daniel Sirera (1967) tiene la intención de regresar al Ayuntamiento de Barcelona muchos años después de haber sido concejal. Licenciado en derecho, ha ocupado varios cargos de responsabilidad en el PP, siendo Miembro de la Junta Directiva Nacional, senador, presidente del Partido Popular de Catalunya y diputado en el Parlament. Es el escogido por la formación para recoger el número 1 de la lista que hace 4 años ocupó Josep Bou.

 

Aunque no ha formado parte del Pleno del Ayuntamiento, ¿cómo valora la legislatura que acaba?

 

Barcelona sigue muy lejos hoy de lo que fue y más de lo que podría llegar a ser. Entre la demagogia separatista y la demagogia populista hemos perdido ambición. Nos hemos convertido en una ciudad menos amable, menos atractiva para las inversiones y el talento. Han sobrado ocurrencias y dogmatismos ideológicos.

 

Podría volver a entrar en el Ayuntamiento después de muchos años ocupando otros cargos. ¿Siente mucha responsabilidad por ser el relevo de Josep Bou?

 

Me siento en deuda con Josep Bou y con quienes han liderado mi partido en la ciudad de Barcelona, como Alberto Fernández, Santi Fisas o Enrique Lacalle. Yo vuelvo a Barcelona para asumir el reto de recuperar la confianza de quienes votaron al PP en el pasado y de ir más allá. Si todos los que votan por partidos no nacionalistas de centro-derecha confían en mí, el PP conseguirá empatar con Colau, Trias y Collboni.

 

Si queremos seguir siendo un referente internacional no podemos seguir viviendo de las rentas del pasado

 

¿Cree que el PP será clave en la formación del futuro gobierno de Barcelona?

 

Yo quiero ser alcalde de Barcelona y, si no lo consigo ahora, en ser la fuerza decisiva para marcar un cambio real en cómo se ha gobernado Barcelona.

 

¿Tiene alguna línea roja de cara a posibles pactos?

 

Colau más que una línea roja es pasado. Y Ernest Maragall está ligado a poner a Barcelona al servicio de una república ficticia. Con otros candidatos se verá en base a cuánto aceptan de lo que defendemos en nuestro programa.

 

Encuestas recientes apuntan a que la seguridad es el gran quebradero de cabeza de los barceloneses. ¿Cuál es la solución que propone su formación?

 

Barcelona necesita 1.000 agentes de la Guardia Urbana y 3.000 Mossos d'Esquadra, mayor vigilancia electrónica, pero también más recursos para que la justicia penal funcione y para que los delincuentes multirreincidentes no queden impunes. Cuando el Partido Popular gobierne en España no sólo reformaremos el código penal sino que daremos los recursos que la justicia penal necesita.

 

La movilidad es también una cuestión sensible. ¿Cómo la abordarían desde el PP?

 

Hay que invertir más en transporte público y realizar menos experimentos para colapsar el tráfico rodado en Barcelona. Debemos avanzar en la electrificación y en el uso de otros combustibles no contaminantes. Pero siempre con realismo, sin crear problemas irresolubles. Es necesario recuperar el Eixample de Cerdà que Colau y Collboni han mutilado.

 

En una entrevista reciente ha dicho que la alcaldesa Colau es "un obstáculo para la creación de puestos de trabajo". ¿Por qué?

 

Colau ni trabaja ni deja trabajar. Ha dicho que no al turismo de calidad, ha dicho que no a la ampliación del Aeropuerto y ha dicho que no a la industria del automóvil. Ha convertido a Barcelona en un infierno fiscal para los emprendedores. Si necesitas el coche o la furgoneta para trabajar, te pasas horas en un atasco a causa de un carril bici que nadie utiliza o por una superilla que nadie entiende.

 

Barcelona sigue muy lejos hoy de lo que fue y aún más de lo que podría llegar a ser

 

También reivindicó a la Barcelona de la época de los Juegos Olímpicos. ¿En qué cree que es mejor que la de 2023?

 

Yo recuerdo la Barcelona olímpica cuando con el consenso de todas las administraciones, de todos los partidos, con la implicación de la sociedad civil, impulsaron un proyecto barcelonés, catalán y español que nos situó como una de las mejores ciudades del mundo. Pasaron de ser una ciudad industrial en decadencia a convertirnos en una ciudad dinámica, abierta al mundo y con gran proyección internacional.

 

Si queremos seguir siendo un referente internacional no podemos seguir viviendo de las rentas del pasado porque los logros conseguidos no nos garantizan el futuro. Debemos salir del sueño decadente de quienes defienden el decrecimiento de Barcelona.

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