El Castell de Burriac recupera su esplendor: sustituyen la senyera tras años de ataques y deterioro

El pasado domingo, 27 de abril, Cabrera de Mar vivió una jornada cargada de emoción y compromiso cívico. Decenas de vecinos y vecinas se organizaron en una subida popular al Castell de Burriac con un objetivo claro: restaurar la dignidad de uno de los emblemas más queridos del municipio, la ‘senyera’ que ondea en su cima.

Durante los últimos años, la bandera catalana del castillo había sufrido repetidos ataques y un deterioro visible que entristecía a quienes consideran este enclave no solo un patrimonio histórico, sino también un símbolo de identidad colectiva. El mástil, además, mostraba signos de desgaste, lo que hizo urgente una intervención para devolver al lugar su imagen representativa.

Gracias a la fuerza y la voluntad de los voluntarios, la iniciativa fue todo un éxito. Los participantes lograron subir hasta la cima un nuevo mástil más resistente y una flamante ‘senyera’ de mayor tamaño, que desde ese momento ondea con fuerza renovada sobre las ruinas del castillo.

Un gesto que refuerza el sentimiento de comunidad

La subida popular no fue solo un acto de restauración física, sino también una demostración de la unión y el orgullo que los vecinos de Cabrera de Mar sienten por su historia y sus símbolos. Durante la jornada, el ambiente estuvo cargado de emoción, compañerismo y una energía contagiosa, reflejo de la importancia que tiene para todos el Castell de Burriac.

“Hoy hemos vivido un momento muy especial para nuestro pueblo”, expresaban algunos de los organizadores. “Hemos recuperado un símbolo que representa a toda Cabrera de Mar y que ahora, gracias al esfuerzo colectivo, vuelve a lucir con más fuerza que nunca”.

El Castell de Burriac, más vivo que nunca

Situado en un enclave privilegiado, el Castell de Burriac no es solo un vestigio del pasado medieval catalán, sino también un punto de encuentro para quienes aman la naturaleza, la historia y las raíces del Maresme. La nueva ‘senyera’ ondeando desde su torre más alta representa ahora, más que nunca, el espíritu resistente y solidario de Cabrera de Mar.