La Roja: ejemplo de la España plural, tolerante y ganadora
La actuación del equipo español en la Eurocopa está siendo una lección de integración, compañerismo, generosidad y equipo
Dicen que hay gustos para todo. Las personas no piensan todas de la misma manera. Tampoco las preferencias son uniformes, es evidente. Creo que debe ser así, porque la uniformidad, el discurso único no es bueno para la gente, ni para la salud democrática de un país. No obstante, ciertas cosas, acontecimientos, competiciones deportivas suelen comportar una identificación muy importante que trae consigo euforia, sentimiento de pertenencia y acerca más a las personas que otras cosas que las aleja.
Este martes por la noche era esperado por millones de personas para ver jugar a la selección española de fútbol, contra la francesa. Un partido que se preveía complicado por las figuras con las que cuenta la selección vecina, quien por cierto empezó marcando un gol a los pocos minutos de iniciarse el juego. Pese al jarro de agua fría que recibió el equipo español, este no se rindió y con ganas, empeño, coraje y la fuerza consiguieron darle la vuelta al partido. Lo que significa pasar a la final que se celebrará el próximo domingo en Berlín, ante la selección que salga ganadora del encuentro Holanda - Inglaterra. Cualquiera de ellas es buena, pero la Roja está en racha y puede alzarse con el tal esperado trofeo.
La actuación del equipo español en la Eurocopa está siendo una lección de integración, compañerismo, generosidad y equipo, guiados por un entrenador que no ha sido una gran figura en su etapa de jugador. Sin embargo tiene un mérito extraordinario su trabajo en conseguir un equipo sólido, potente, ilusionado y contar con un buen ambiente en el vestuario, cosa nada fácil. Luis de la Fuente que tras el escándalo Rubiales había sido muy cuestionado, poco a poco ha ido demostrando que es un buen seleccionador, conoce muy bien a sus jugadores, muchos de los cuales había entrenado en las categorías inferiores de la Federación Española de Fútbol. Por ese conocimiento, por su carácter, ha conseguido una selección imbatible hasta ahora, la mejor de esta competición
La selección española de fútbol ha dado una gran lección social: es la representación de la España real, donde dos hijos de emigrantes que salieron de su país para buscar una vida mejor: Nico Williams y Lamine Yamal, españoles sin condicionantes es decir, sin ningún pero, con pleno derechos como tales, han sido protagonistas indiscutibles, junto a otros compañeros y han dejado patente la realidad de la España del siglo XXI, guste o no a los ortodoxos de este país, que los hay.
Lamine Yamal, el autor del gol que pasará a la historia por la forma de marcarlo, por su edad, 16 años, es un jovencito de un barrio obrero de Mataró, con muchas necesidades y donde los emigrantes son numerosos, con hijos que son catalanes de primera y que ha conseguido el sueño perseguido: ser una figura del fútbol a una edad muy temprana. Lamine no solo es un gran jugador, es algo más que eso. Es un ejemplo para sus amigos y colegas del barrio donde nació y creció, que han comprobado que los sueños se pueden cumplir, con trabajo, tesón y esfuerzo.
Otra de las imágenes, son muchas las que se produjeron, es la del padre de Lamine vibrando en las gradas, cantando con entusiasmo “yo soy español, español…”. Unas imágenes que demuestra que los “emigrantes” a los que muchos no quieren son necesarios y además forman parte de la realidad del país, multirracial, multicultural que enrique a la sociedad.
El fútbol no solo es un deporte, es el artífice del cambio de mentalidad, de la pasión, de cómo la rivalidad en sus respectivos equipos se deja aparcada cuando todos y cada uno de los jugadores forman parte de la selección y se conjuran para ganar, dejando de lado el protagonismo individual. Una lección es la que están dando los jugadores de la selección, que los políticos deberían aprender. ¿Por cierto el gobierno de Catalunya ha felicitado a Lamine Yamal por su éxito en la selección española?. Pues debería hacerlo aunque se llame Yamal y sus padres no sean catalanes.
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