Trazos y segmentos: luz, sonido, aroma...

La salud es el mayor de los tesoros, cuidarla es nuestro principal deber

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Foto: CaixaBank

 

Hay tres constantes en la interacción con el medio que influyen en nuestro bienestar o malestar, y son: la luz, el sonido y el aroma.

Todo en nuestro universo está sujeto a la vibración, incluidos, por supuesto, nosotros mismos. Tanto la luz, el sonido, como el aroma emiten vibraciones que influyen en las que nuestras propias partículas subatómicas a su vez producen.

Comenzando por La luz, decir, por ejemplo, que a casi todos nos place contemplar una hermosa salida o puesta de sol; la visión de una colorida obra de arte; el efecto iluminador sobre nuestro rostro que producen los colores que nos sientan bien...

Dentro del espectro de colores que nos iluminan existen los denominados colores cálidos y los fríos. Cada uno de nosotros reaccionamos de distinta manera, como seres particulares que somos, a la interacción con esos colores.

La colorimetría y la cromoterapia, tratan sobre la cualidad de los colores, asignándoles distintos efectos, tanto estéticos como anímicos. Ya sabemos que la división que se hace entre ellos es:

Colores fríos: azul, violeta y verde.

Colores cálidos: rojo, naranja y amarillo.

Asimismo, el estudio de dichos colores incluye sus distintas tonalidades o combinaciones; teniendo estas una mayor o menor influencia, dependiendo de la intensidad con la que se acercan al color puro.

Es sabido, por la simple experiencia, que los colores fríos nos producen: calma, paz, tranquilidad… y los cálidos: vitalidad, entusiasmo, alegría…; pero no sólo son estas sensaciones o estados de ánimo positivos los que nos generan la gama de los distintos colores asociados a estos dos grupos.

También están los sentimientos de: desánimo, apatía o tristeza que nos provocan los colores fríos. Asimismo, los sentimientos de ansiedad, ira, peligro…, que pueden ser producidos por los colores cálidos. Todo depende, como se señala, de las distintas tonalidades y de la cantidad con la que se impregnen los distintos ambientes.

En cuanto a los sonidos, los de la naturaleza son los que más influyen en nuestro estado de ánimo. No es lo mismo escuchar el trinar calmado de las aves, el susurro de una brisa suave o el murmullo de un arrollo en el valle; que el canto estridente de ciertas aves, los fuertes silbidos de un viento huracanado o el estruendo de un río desbordado.

Por supuesto, la música, por excelencia, influye también sobremanera en lo que sentimos y no hace falta dar muchos ejemplos para saber a qué me refiero; sólo, remarcar la diferencia entre una melodía clásica, un rock and roll, un blues, jazz...Todos hemos experimentado cómo al escuchar una dulce melodía, también se nos endulza el ánimo; e igualmente, al escuchar un rock o un vals nos dan ganas de bailar y a veces hasta de saltar...

Refiriéndonos ahora a los aromas, ¿qué decir de ellos? Son de máxima influencia; pueden afectar en mayor medida que el color o el sonido.

Cuando un mal olor nos invade, no sólo puede bajarnos el ánimo, sino también influirnos en el sistema nervioso. De manera contraria cuando nos agrada un olor,  como: por ejemplo, el aroma a azahar, jazmín, madera de aserradero,  tierra mojada,  libro nuevo..., el ánimo puede ser alegre,  calmado, placentero.

Expuestos los ejemplos de las distintas influencias, tanto de la luz, el sonido y el aroma, producidas en nosotros, es hora de hablar de un tema que, aun siendo conocido por la mayoría de las personas, no es usado, por esa mayoría, para tratar dolencias o cambiar estados de ánimo negativos.

Este artículo ha sido ideado con la intención de que se tengan en cuenta las recomendaciones que, de forma general y desde hace mucho tiempo, los terapeutas, tanto alternativos como facultativos, indican en sus tratamientos y terapias.

Si sabemos de qué manera pueden influirnos luz, sonido y aroma, por qué no utilizarlos en nuestro beneficio. A continuación se detallan “técnicas” útiles, que, por ejemplo, son válidas para aliviar el ánimo decaído, controlar la ira y amortiguar la euforia. No es que tengamos que ser, como las máquinas, “entes imperturbables”; pero como decía una vieja máxima estoica (aunque con otras palabras): “Quién sabe controlar su ánimo y adaptarlo de forma positiva a las circunstancias, sabe vivir”.

 

TÉCNICAS DE CROMOTERAPIA:

* Utilizar el color y la iluminación de las distintas estancias, de la siguiente manera.

- Para la ansiedad: ambientes donde predominen los tonos verde.

- Para el insomnio: ambientes donde predominen los tonos rosa.

- Para la apatía: ambientes donde predominen los tonos naranja y rojo.

- Para la euforia excesiva: ambientes donde predominen los tonos claros del azul y del violeta.

 

* TÉCNICAS DE MUSICOTERAPIA Y SONIDOS NATURALES.

- Para la ansiedad, el insomnio y los estados de excesiva euforia: sonidos de la naturaleza en calma y música clásica suave (sobre todo piano).

- Para la apatía o la tristeza:  Óperas alegres, Valses, música campesina (country), música folklórica, rock and roll (sobre todo el clásico). También, para quienes gusten, las marchas militares.

 

* TÉCNICAS DE AROMATERAPIA.

- Para la ansiedad: aromas de rosas, lavanda, sándalo.

- Para la fatiga mental o el estrés: aromas de lavanda, mandarina, limón, naranja, menta.

- Para la tristeza o el abatimiento: aromas de geranio, naranja, lavanda, eucalipto, romero.

 

Las distintas técnicas combinadas son mucho más efectivas, ejemplos:

Para calmar la ansiedad.-

Combinar una suave música de piano con el color o iluminación verde-claro de una estancia,  ambientada con aromas de lavanda, sándalo o rosas.

Para la apatía o la tristeza.-

Combinar una música energizante o alegre con el color o iluminación naranja o rojo de una estancia, ambientada con aromas de geranio, lavanda, eucalipto, romero (según el gusto).

Por supuesto, todo lo anterior son ejemplos que, en un noventa por ciento de los casos, funcionan con mayor o menor intensidad, pero siempre efectivos. He querido dar una serie de recomendaciones, para quienes tengan interés en investigar y experimentar por su cuenta dichas terapias.

No debemos permitir que la estancia en este mundo sea desagradable, si está en nuestra mano.  Hay que atenuar las carencias o excesos que la vida proporciona, con aquello que tengamos al alcance. Las técnicas terapéuticas alternativas y, actualmente, también de recomendación facultativa de las que trata este artículo no producen efectos secundarios; por qué no probarlas…

Estas terapias son perfectamente compatibles con los tratamientos de los distintos especialistas médicos que, si es necesario, prescribirán fármacos. terapias psicológicas o cualquiera otras que la medicina y la ciencia actuales contemplen.

Nuestros cinco sentidos están directamente conectados con nuestro ánimo y, por ende, con nuestra salud. Un viejo dicho, para tener una vida sana, versa: “Serenidad, tranquilidad y buenos alimentos”. Todo eso entra por la vista, el oído y el olfato.

La salud es el mayor de los tesoros, cuidarla es nuestro principal deber.

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