El autócrata Pedro Sánchez pasa del PP y nombra a Escrivá gobernador del Banco de España
El pacto no escrito, pero que se ha venido siguiendo, es el de acordar los grandes temas de Estado entre los dos partidos mayoritarios
Dicen que la democracia conlleva diálogo, pactos, acuerdos entre las fuerzas políticas mayoritarias, sin dejar de lado a los partidos minoritarios. Estos últimos hay que tenerlos en cuenta en su justa medida, es decir, en base a la representación conseguida en las urnas. Lo que no puede suceder es que las minorías se constituyan en los protagonistas de la política española. Deben tener un papel, pero no el principal.
El pacto no escrito, pero que se ha venido cumpliendo, es el de acordar los grandes temas de Estado entre los dos partidos mayoritarios. Se había venido haciendo en los distintos gobiernos del PSOE y del PP. El consenso es una de las virtudes de la democracia que no se debería olvidar. Pero desde la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno de España, esta norma ha desaparecido, dando paso a la imposición que da el poder, dejando de lado la representación del partido que más votos ha conseguido. Es cierto que los pactos para gobernar forman parte del juego democrático, pero eso no implica apartar a la mitad de la población, dejarla de lado. Ni es democrático, ni ético
En el tiempo que lleva Pedro Sánchez al frente del Gobierno, ¿cuántos pactos ha realizado con el PP? Pues más bien pocos: uno, el acuerdo para desbloquear la renovación del CGPJ, que llegó después de cinco años de estar caducado .Se llegó a un acuerdo ante las presiones de la Unión Europea y de los mismos jueces. El pacto llegó en un momento de alta tensión política y se interpretó como una mejora de la situación.Todo parecía indicar que suponía allanar el camino para otros acuerdos en otras instituciones y organismos; Banco de España, el consejo de RTVE, la cúpula de la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, o la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
Lo cierto es que, este miércoles, el gobierno nombraba al todavía ministro, José Luís Escrivá como presidente del Banco de España, sin haberlo acordado con el PP como se había hablado en su día y como siempre se había hecho: presidente lo elige el gobierno y el vicepresidente el primer partido de la oposición. Eso se ha roto, lo que significa, al menos de momento, que el el PP no estará por la labor para el resto de cambios y nombramientos. Se siente ninguneado y no se le perdona al PSOE la hazaña.
Sánchez, una vez más, ha excluido del diálogo a una mayoría de españoles que representan el partido popular. Lo ha hecho para hacer lo que él quiere y pactar con aquellas otras formaciones que mejor le reporte al gobierno. Es decir para seguir manteniendose en la presidencia del gobierno, para continuar ejerciendo el poder y premiar, sin consultarlo, a aquellos partidos minoritarios, con acuerdos sin luz y taquígrafo por sus votos en el Congreso.
Los autócratas, caso de Pedro Sánchez, siempre suelen encontrar cualquier triquiñuela para salirse con la suya, cortar cualquier diálogo y marginar a una parte de la ciudadanía porque no la considera suya, porque no lo votan: Ciudadanía de primera y de segunda ... Como decía Winston Churchill: “Si abrimos una disputa entre el pasado y el presente, encontraremos que hemos perdido el futuro”.
Pedro Sánchez se ha equivocado en tirar por la recta. Es más necesario que nunca el diálogo, los pactos con el mayor partido de la oposición, en aquellos aspectos que se consideran de Estado. El cerrar la puerta y decidir con quien quiere pactar a unos precios tan altos no es bueno para el país, ni para sus gentes. Otro frente más abierto y van unos cuantos…También el PP debe ser realista y cambiar a varios de sus portavoces que cuando abren la boca dejan en muy mal lugar a su jefe Feijóo.
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