Mafalda cumple 60 años y sus reflexiones siguen tan vigentes como antes
"¿Qué importan los años? Lo que realmente importa es comprobar que "a fin de cuentas, la mejor edad de la vida es estar vivo", decía Mafalda, una niña de seis años que vio la vida gracias a su creador, el gran Quino. Es verdad que la edad no importa, porque este 29 de septiembre Mafalda ha cumplido 60 años"
¿Qué importan los años? Lo que realmente importa es comprobar que "a fin de cuentas, la mejor edad de la vida es estar vivo", decía Mafalda, una niña de seis años que vio la vida gracias a su creador, el gran Quino. Es verdad que la edad no importa, porque este 29 de septiembre Mafalda ha cumplido 60 años. Algunos pensarán que son muchos, pero no. Para todos los que hemos vivido sus reflexiones plasmadas en las publicaciones de Quino, que no han dejado ni dejan a nadie indiferente, Mafalda sigue siendo una niña. Mafalda no cumple años, es eterna en el tiempo, porque sus denuncias siguen siendo actuales. El mundo y los seres humanos continúan teniendo los mismos problemas y cometiendo los mismos errores, en todos los campos, en todo el globo terráqueo.
Mafalda, de la mano de la imaginación y la inteligencia de Quino, con un humor blanco pero directo, aprovecha la supuesta ingenuidad de una niña de tan corta edad para hacer reflexionar sobre la situación política de su país —convulsa como ahora— y sobre los problemas universales: la violencia, el hambre, la injusticia, la desigualdad de la mujer... y pone en cuestión la contaminación del ecosistema, que deja para las generaciones venideras un problema que no es precisamente pequeño. La ingenuidad —que no es tal— de Mafalda, a quien Umberto Eco definía como "heroína rebelde", hacía preguntas que los mayores eludían hacer en voz alta —¿por miedo?— y a la vez criticaba la pasividad, el conformismo y hasta la hipocresía del mundo adulto. Así lo expresaba en su frase: “En todas partes cuecen habas, pero nadie se anima a estrangular al maître”.
Quino, en sus viñetas, quiso reflejar a la sociedad de la Argentina de su época, y para ello se basó en personas que eran representativas. Con ellas, compañeros y amigos de Mafalda e integrantes de la pandilla, podía tocar todos los temas que le interesaban y quería mostrar. La pandilla estaba formada por Mafalda, Susanita, Manolito, Felipe, Libertad y Miguelito, el hermano pequeño de Mafalda. Todos ellos eran bien distintos entre sí, y reflejaban la identidad sociocultural de la clase media argentina que critica Mafalda. Una pandilla que empleaba muchas horas intentando entender lo que estaba pasando en el mundo, porque no comprendía por qué los gobiernos no hacían lo que debían para mejorar la vida. La ecología, las guerras, sobrepasaban a los niños; Mafalda hablaba mucho de ellas, y como feminista precoz no aceptaba los agravios a las mujeres. “Claro… Lo malo es que la mujer, en vez de jugar un papel, ha jugado un trapo en la historia de la humanidad”, decía Mafalda.
A Mafalda no le gustaba la sopa, la odiaba, pero sí sentía pasión por los panqueques, su postre favorito. Aparte de los derechos humanos, la paz y la democracia, le encantaban los Beatles, y en una de sus frases decía: “Si vivir es durar, prefiero una canción de los Beatles a un Long Play de los Boston Pops”.
Sesenta años ha cumplido este 29 de septiembre Mafalda, una edad que no hace mayor a una niña de 6 años, la heroína rebelde, porque los años pasan y las personas no cambian. Lo mismo que los problemas y la pasividad de la gente para, en voz alta, denunciar que el mundo no puede seguir sin intentar cambiarlo. Ya lo decía Mafalda: “Sí, ya sé, hay más problemólogos que solucionólogos, pero ¿qué vamos a hacerle?”.
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