Trazos y segmentos: la fuerza

"¿Qué es la fuerza más allá de la resolución de una fórmula matemática? ¿Qué es la energía más allá de lo mismo?"

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¿Qué es la fuerza más allá de la resolución de una fórmula matemática? ¿Qué es la energía más allá de lo mismo?

Para mí, la fuerza radica en la voluntad. Podemos tener unos músculos de acero y un sistema inmune a prueba de todo mal, pero si comenzamos a carecer de fuerza de voluntad, todo eso se debilita hasta la extenuación.

Una vez leí que, cuando creemos no poder más con los problemas de la vida, cuando pensamos que es demasiada carga la que soportamos como para seguir adelante, no estamos ni a la mitad de camino de lo que podemos aguantar.

No es un pensamiento banal o ingenuo este que he señalado, aunque pueda parecerlo. He comprobado, como creo que la mayoría de los seres humanos, que cuando la desesperanza, el desasosiego, la angustia, el cansancio emocional… nos dan una buena dosis de sus malos pensamientos, llega un rayo de sol y lo ilumina todo. La tormenta se acaba, la luz y la calma aparecen mucho más intensas de lo habitual.

Todos tenemos una fuerza dentro de nosotros de la que solo en contados momentos de la vida se nos da conocimiento y, aun así, no es un conocimiento completo, sino muy parcial. Esa fuerza es la VOLUNTAD, algo que no me canso de observar en mí y en los demás. Me fascina su potencia, me apabullan sus logros. Es tan intensa su acción que desbarata cualquier mal, por terrible que este sea.

¿De dónde nace esa formidable fuerza? ¿Qué o quién la produce? Ya sé que la ciencia ha estudiado mucho sobre las distintas sustancias que nos producen ganas de actuar, que nos dan la energía y la alegría para la acción; como la serotonina, la dopamina, las endorfinas o la oxitocina, por ejemplo; así como las distintas partes del cerebro y de las células o neuronas que las liberan, siendo la más importante en lo referido a la voluntad la corteza prefrontal, como todos sabemos.

Yo admiro a la ciencia, es más, yo creo en la ciencia y tengo una fe pura en ella. Aunque este convencimiento solo puede ser creencia, porque no soy experta en ninguna rama del saber empírico; pero tampoco he ido nunca a Moscú, lo que no me impide creer que existe. Aun así, al mismo tiempo, sé que la ciencia no lo sabe todo, porque el saber es infinito y también sé que la verdadera ciencia se cuestiona continuamente cada una de sus “certezas”.

Lo que quiero expresar con lo anterior es que la Fuerza de Voluntad, según mi modo de ver, no puede nacer de la secreción de una sustancia o varias sustancias, ni del funcionamiento de una parte del cerebro; aunque esas sustancias y esa parte del cerebro sean imprescindibles para que esa fuerza se exprese, igual que la lengua para expresar nuestros pensamientos. Aun así, no debe confundirse nunca al receptor con el emisor, a la herramienta con la mano que la maneja, al eco con la voz…

Yo me pregunto: ¿quién o qué ordena el funcionamiento del automatismo que controla nuestro ser físico? ¿Quién o qué produce la energía que nos mantiene vivos? (y no me refiero a los alimentos o al sol). Me refiero a las ganas de vivir, a ver los colores de la única forma que individualmente sabemos verlos.

Me refiero, en definitiva, a reconocernos a nosotros mismos en esa fuerza y saber, sin lugar a dudas, que en ella somos y que las sustancias y los órganos receptores de esas sustancias actúan una vez que esa fuerza se ha expresado, siendo solo los receptores y no los emisores.

Ya hablaron de la voluntad muchos filósofos y científicos, como por ejemplo: Schopenhauer y Nietzsche. Para el primero, el universo y todo está impulsado por una fuerza primordial de vivir, la “voluntad de vivir”…; para el segundo: “La voluntad de poder” es un instinto que predomina en toda la naturaleza…

Esos dos grandes de la filosofía definieron muy bien qué es la voluntad y no han faltado muchos otros, como decía, que lo hayan hecho también. Ahí va un ramillete:

- Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad. (Albert Einstein).

- Se puede quitar a un general su ejército, pero no a un hombre su voluntad. (Confucio).

- La voluntad es la que da valor a las cosas pequeñas. (Séneca).

- Quien tiene la voluntad tiene la fuerza. (Menandro de Atenas).

- Si hay algo en nosotros verdaderamente divino, es la voluntad. Por ella afirmamos la personalidad, templamos el carácter, desafiamos la adversidad, reconstruimos el cerebro y nos superamos diariamente. (Santiago Ramón y Cajal).

Después de lo dicho por los anteriores, poco o nada puedo yo añadir; salvo que no debemos nunca confundir el receptáculo de la voluntad o el medio químico mediante el que se expresa con aquel o aquello que la deposita en ese receptáculo y en ese medio.

Siempre que me pregunto, ¿quién soy yo?, acabo respondiendo: Mi voluntad.

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