Parte del mundo judicial se “enfada” y los pedófilos se van de rositas

 Un 60% de los ciudadanos españoles tiene poca o ninguna confianza en los jueces

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Fotomontaje del Fiscal General del Estado   Canva Pro
Fotomontaje del Fiscal General del Estado - Canva Pro

 

Si la política está crispada, la familia judicial lleva el mismo camino. La política envuelve, nos guste o no, la vida de este país. Ha hecho bloques, que precisamente no se complementan, sino que chocan abriendo una brecha que ni siquiera el material más potente pueda intentar pegarla. Este miércoles de otoño, con la crispación, y el juego de fuerzas en la familia judicial, la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha imputado al fiscal general del Estado, Alvaro García Ortiz, al considerar que pudo incurrir en un delito de revelación de secretos contra el novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. El procedimiento parte de dos supuestos, la filtración de correos electrónicos y de la nota de prensa en la que la Fiscalía de Madrid informó sobre las negociaciones que había mantenido con el abogado de González Amador  -para rebajar la pena- en una investigación contra él por un fraude que el investigado ha reconocido.

En la nota de prensa, la sala considera que es correcto lo que se investiga  al Fiscal es por la  q filtración de  los correos, atribuyendo una revelación de secretos. El problema se presenta cuando son 30 señorías entre otros,  las que habían recibido esos correos. Cabe la posibilidad que uno o dos o quizás tres de esos receptores, u otros  hayan filtrado el mismo. ¿Por qué tiene que ser el fiscal general del Estado el autor del chivatazo que solo a él le perjudica? Lo lógico es que se investiguen a esas 30 personas para saber quién ha sido el “filtrador” interesado. 

Como se esperaba, porque el fuego para que siga ardiendo hay que alimentarlo con leña, la Asociación Profesional de Magistratura (APM) - dicen que la mayoritaria- y la Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV) han salido al ruedo con la advertencia sobre el “enorme daño” que provoca al Ministerio Público la imagen de un fiscal general del Estado investigado. Para eso sus señorías salen inmediatamente a defender la “imagen” y en otros casos que atañe a ciudadanos anónimos, con sentencias que claman al cielo, sus señorías no se entrometen, porque están por encima de todo, son intocables. No todos son así, pero hay un buen número, si no que les pregunten a la población. En una encuesta de hace solo unos meses, esta señalaba que un 60% de los ciudadanos españoles tiene poca o ninguna confianza en ellos, y el 38% tiene bastante o máxima confianza. ¿No les lleva a reflexionar? , ¿  Ahi no les importan la "imagen".¡Algo tendrán que hacer!

La muestra de la falta de criticas la hemos tenido hace unos días en Murcia, donde la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de esta ciudad ha suspendido la pena de entrar en prisión impuesta a los siete empresarios que fueron condenados el 11 de setiembre, después de reconocer que habían tenido sexo con menores de edad a cambio de dinero.

Estos indeseables  pedófilos  se han aprovechado de unas menores, que deberían  estar protegidas, que pertenecen a familias  vulnerables  y como lo que les sobra a estos canallas es dinero, se aprovechan de estas necesidades sin importarle para nada las niñas. Seguro que cuando vuelven a sus casas, alguno de ellos con hijos e hijas, se muestran como “padres ejemplares” y marido amantísimo. Esta es la vergonzosa realidad, donde los principios se guardan en la entrepierna.

En estos casos, que son más de uno, no hay asociaciones que salgan a decir que esta sentencia es  una barbaridad   que no se castigue con cárcel a estos sinvergüenzas.

Los representantes de la judicatura tienen que cambiar el chip, son como cualquier ciudadano. Aunque se pongan la toga, y tengan el poder sobre las personas, no se puede hablar con ellos. La gente hace ya algún tiempo que les ha perdido el respeto, que es lo peor que puede suceder.

En la política, en la judicatura y en la vida misma hay que dejarse de bandos enfrentados y aprender del principio básico de la filosofía taoísta que explica la convivencia y complementación de los contrarios, la unidad del yin y el yang, todo tiene dentro de sí ambos. “Yin y yang y de su ascenso y descenso alternados nace la vida”, y lo contrario. En muchas ocasiones se complementan con diálogo, respeto y ética . Decía Lao-Tse que “con buenas palabras se puede negociar, pero para engrandecerse se requieren buenas obras”.

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