Una diputada de Junts le dice al presidente del Gobierno que “mueva el culo”

La política es como un teatro, donde los actores interpretan su papel en una historia no siempre común para todos

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Míriam Nogueras - EP

 

La situación política a nivel nacional, con centro en la villa y la corte, está volviéndose cada vez más infumable, complicada, lo que contribuye directamente a la desafección cada vez más creciente que la ciudadanía tiene hacia la política, sus dirigentes y gobernantes. Es comprensible dado el espectáculo que están ofreciendo, nada ejemplarizante ¿Hay algún día en el que no salte algún escándalo o que el mercadeo desaparezca? Es evidente que no.

La política es como un teatro, donde los actores interpretan su papel en una historia no siempre común para todos. Solo los intereses individuales les unen al universo que conforma la trama y cada uno de los intérpretes hace lo mejor que puede su papel, en muchas ocasiones papelones. Decía Maquiavelo que “la política no tiene relación con la moral”.

La tensión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el partido del huido, Junts, ha ido creciendo. Puigdemont se encuentra en una situación desesperada - más si cabe que Sánchez- debido a que las cosas no están saliendo como él había previsto: el indulto se alarga más de lo esperado. Pensando que su vuelta a Catalunya era un hecho a corto plazo, no se presentó a las elecciones al Parlamento Europeo. Si lo hizo en cambio como cabeza de lista a las autonómicas, pensando que podría ser investido presidente de la Generalitat. Tampoco consiguió que los socialistas le sirvieran en bandeja la presidencia de Catalunya. Llegó a Barcelona para recoger su acta, no fue recibido por una multitud, y salió huyendo, como la primera vez. Los acuerdos con el Gobierno no se han cumplido. Además, su amigo Toni Comín sigue sin poder recoger el acta de eurodiputado -con problemas también con las cuentas del Consell per la República- y todo ello le está amargando su estancia en Waterloo. No es nadie y además está solo.

Por todo ello y alguna cosa, Puigdemont, con su mano ejecutora en el Congreso, Mirian Nogueras, ha estado enviándole directas al presidente del gobierno, en los últimos días más agresivas. La penúltima, este miércoles, en  la tribuna del Congreso  en una intervención salida de tono, y falta de respeto, Nogueras no se cortó al en decirle a Sánchez: “Mueva el culo, pague lo que debe a los catalanes, demuestre que le indigna tanto como a nosotros que la cúpula judicial se vanaglorie de no aplicar las leyes que aprueba este Parlamento”. En una actitud populista le espetó: “Deje de freírnos a impuestos”, enfatizó - ¿por el canon a las eléctricas?-. Y como no tenía suficiente, se fue subiendo a las nubes cuando al afirmar: ““Cuando alguien entra en Catalunua, la policía que tiene que ver es la catalana, la lengua que ha de aprender es el catalán y el país que ha de respetar es Catalunya”.  A la diputada Nogueras, a parte de bajarle los humos, que tiene demasiados, lo que debe hacer es respetar los derechos de los ciudadanos a expresarse en catalán o en castellano - cuantos más idiomas mejor-. La policía no es mejor porque hable en un idioma o en otro. El respeto que deben tener es para Catalunya, sí, pero también para otros territorios. Claro que escuchándola a ella, el respeto es algo que no sabe lo que significa. La “enviada” de Puigdemont no ha aprendido que cuando las cosas se imponen, hay una reacción contraria. Existen otras maneras: incentivar a la gente y llevar a cabo una cosa que llama pedagogía ¿Sabe lo que es? Solo así las personas se sentirán que forman parte de este “país” llamado Catalunya.

La intransigencia, la imposición no son buenas consejeras, porque recuerdan tiempos pasados, nada gratificantes. Me gusta más hablar de  “ciudadanos de Catalunya”, es más integrador y hace que la gente se sienta más cómoda.

Lo que quiere el huido, entre otras cosas, es que Pedro Sánchez vaya a Bruselas, que hable con él y sobre todo hacerse la foto que, de producirse, saldría en todos los medios con declaraciones suyas en las que fanfarronería de que él es capaz de lograr que Sánchez se arrodille. El problema viene, como ha comentado el presidente del Gobierno en una charla informal con los periodistas, cuando no ha descartado reunirse con Puigdemont  y con Junqueras- por separado- si este último gana el congreso. 

Si finalmente Sánchez se reúne con Puigdemont, cometerá el mayor error de su vida política - tiene unos cuantos- y muchos de sus compañeros de partido no entenderían esa decisión.teniendo en cuenta que el congreso del PSOE ya ha pasado.

El presupuesto del 2025 se tendrá que prorrogar, si quiere seguir gobernando, que no es el fin del mundo. El ejecutivo tiene demasiados frentes abiertos y poca capacidad para cumplir con todas las peticiones de los nacionalistas. ¿Qué hará Sánchez? Como siempre tiene un as en la manga, aunque ya le queda solo uno: convocar elecciones. “La experiencia siempre ha demostrado que jamás suceden bien las cosas cuando dependen de muchos”, afirmaba Maquiavelo.

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