“Yo he convocado hoy al ministro Cuerpo”: El ego de Yolanda Díaz
Yolanda Díaz: entre la soberbia y la contradicción política, mientras lucha por ganar protagonismo en un gobierno dividido
La vanidad y el ego son acompañantes de la vida de muchas personas que lo único que consiguen es empobrecer la personalidad de quienes hacen uso de ellas. No aportan nada y, sin embargo, contribuyen a levantar un muro que lleva a la incomunicación. Un refrán popular dice: “Nadie es más engreído que un tonto bien vestido”. Este consejo popular se le podría aplicar a la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, cuando este lunes, en una “modestia” manifiesta, explicaba a los medios de comunicación que “he convocado al ministro Cuerpo para una reunión de urgencia”. Díaz quiere que le explique el titular de Economía por qué no ha tramitado con urgencia la reducción de jornada, una de sus bajas para salir en los medios.
El gesto de Díaz al anunciar la noticia de su “yo he convocado” ha sido el de una política que se cree el centro del universo y que tiene tanto poder que hasta convoca a su compañero de gobierno, al que no hace tantas fechas llamaba públicamente “mala persona”. ¿Quizás porque no ha hecho lo que ella pedía? Es que Díaz no admite un “no” por respuesta y siempre tiene que salirse con la suya. Así la definen algunas personas que han tenido relación con ella. No es una persona sencilla, es una soberbia de cuidado, aunque con esa voz suave quiera manifestar lo contrario.
La ministra Díaz utiliza varias técnicas para comunicarse, según quién tenga delante, más si hay alguna cámara presente: habla suave, suele sonreír cuando le interesa, aplica la seducción y suele tocar en la cara a su interlocutor sin ruborizarse, cosa que si fuera al contrario estaríamos hablando de acoso. Pero ella lo continúa haciendo: desde Pedro Sánchez, a diputados del PP y hasta el mismo presidente de la CEOE, con el que ha roto peras porque no acepta sus propuestas. Con los sindicatos tiene bastante. Una actitud que ha roto la norma de llegar a acuerdos también con la patronal.
Yolanda Díaz es contradictoria: comunista creyente y confesa. Por dos veces ha ido a visitar al Papa Francisco, mientras su formación, Sumar, de la que ella es la “máxima responsable”, registraba en el Congreso una proposición no de ley para instar al Gobierno del que forman parte a suprimir los privilegios existentes con la Iglesia Católica en España. Dicen que “de dinero y de bondad, la mitad de la mitad”.
Carlos Cuerpo, el ministro discreto, lo que está intentando es acercar a la patronal española, negociar con ellos —también lo quieren los sindicatos— e intentar que se incorporen al acuerdo, lo cual no es fácil. Pero es conocedor de que dejar fuera a la patronal no es una buena solución, ni democrática. El diálogo que lleve a los acuerdos es propio de un régimen democrático. La imposición por tener la sartén por el mango es más propio de un autoritarismo impropio en esta época en España. Por eso, Cuerpo está haciendo esfuerzos para llegar a acuerdos con los empresarios, con el objetivo de que se afiance un tema que está siendo muy preocupante: pensar en los trabajadores está muy bien, pero también en los empresarios, porque las grandes empresas son una minoría, las pequeñas son una mayoría, y nadie ha pensado en cómo estas van a poder soportar el coste que supone la reducción de jornada. ¿Tendrá alguna ayuda del gobierno para poder aplicarla? En eso no ha pensado Díaz, pero sí el ministro Cuerpo, que quiere, de alguna manera, paliar la situación que se presenta. Las empresas no son las enemigas de los trabajadores, sino las empleadoras. Algunas pueden aguantar el planteamiento, otras no. El deber del gobierno es mirar por todos, no solo por una parte. Al final, todos pagamos impuestos.
Yolanda Díaz, populista y que se encuentra en horas bajas, según las encuestas, está dispuesta a cualquier cosa para dar la sensación de que ella defiende a los trabajadores/as como nadie. Sencillamente porque Podemos está haciendo de oposición al gobierno, los echaron de él y Sumar, controlado aún por Díaz, tiene que sacar pecho para no perder más votos. Decía el gran filósofo chino Lao Tsé que “Haz que tu yo sea más pequeño y limita tus deseos”.
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