Reciclando lecturas

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José Agustín Goytisolo,
José Agustín Goytisolo, Ernesto Sábato y José García Nieto, de izquierda a derecha - Canva Pro

 

Estos días he cambiado de sitio algunos libros que tengo por casa, lo que me ha dado la oportunidad de evocar antiguas lecturas y entretenerme releyendo mis subrayados. Voy a citar aquí a tres autores; por cierto, da la casualidad de que los tres fueron muy valorados por Camilo José Cela, premio Nobel que ha caído en el olvido y casi nadie lo cita para bien. Los selecciono para vincular unas líneas concretas de todos ellos. Probablemente sean modestas, pero nacen de una voluntad de claridad y honradez.

En Sobre las circunstancias, mi paisano José Agustín Goytisolo (a quien CJC veía como un poeta de cuerpo entero y se declaraba lector y viejo amigo suyo) escribió: “Nada destruye más a un hombre que vivir del pasado renunciando a seguir nuevos caminos”. Estoy de acuerdo con el mayor de los Goytisolo en que pretender vivir del pasado nos estanca y deja estériles, si no es desfallecidos. Lo que hemos pasado debemos reabsorberlo y reinterpretarlo con lucidez, una actitud que nos permite seguir con fuerza y ensayando nuevos caminos.

Pasemos a Ernesto Sábato, premio Cervantes y a quien Cela calificó de escritor señero, hombre íntegro y de un insobornable fondo moral, ni más ni menos. El escritor argentino dejó anotada en El túnel, en boca de uno de sus personajes, esta frase: “Vivir consiste en construir futuros recuerdos”. Idea que puede asociarse con la del párrafo anterior: vivir consistiría, pues, en buscar nuevos caminos para recorrer y para proyectar y construir algo que merezca nuestro empeño y sea digno de un recuerdo cariñoso.

El tercer autor que he recuperado para este ‘papel’ digital y volandero es José García Nieto. Obtuvo el Premio Cervantes casi cuarenta años después de lograr el Nacional de Literatura. Cuando el poeta asturiano ingresó en la Real Academia Española, el autor de Viaje a la Alcarria y La familia de Pascual Duarte leyó el discurso de respuesta al del nuevo miembro. A la muerte de García Nieto, Cela dijo que quizá fue el mejor amigo que nunca había tenido en el campo de la literatura: “Éramos muy diferentes de carácter, es posible que complementarios, y por eso estuvimos tan unidos”.

De su Geografía es amor, libro por el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura, me he fijado en ‘El verso en la montaña’ (San Rafael) y lo reproduzco a continuación:

 

‘Me dan vergüenza…

Estos versos que escribo

me dan vergüenza.

 

Total, para que un día

alguien los lea.

O ni siquiera eso,

ni siquiera.

 

Estos versos, mi niño,

¿sabes tú

para qué los escribo?

 

(¿Y esa flor del romero,

sin ojos que la miren,

sola, diciendo…

¿para qué sirve?)

 

Total, para que nadie

venga y los lea,

mi niño,

¿para qué valen…?

 

Me dan vergüenza’

 

La vergüenza de lo efímero y fugaz. La vergüenza de que nadie te lea ni te haga caso, o de que, tal vez, alguien hojee casualmente tus versos. ¿Para qué habrá valido todo el esfuerzo en ellos concentrado?

A mi entender, el propio poeta se responde él mismo, y lo pone entre paréntesis: ¿para qué sirve esa flor del romero a la que nadie mira? ¿Dónde queda su belleza, su significación más preciosa?

Aquí hay una valiosa lección para experimentar y enseñar a quien quiera oírla. Tanto da que no te consideren, podemos decir: “Ahí queda eso”. Con dignidad y sin miedo al desdén o a la indiferencia.

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