Dajla (o Dakhla) no es Marruecos

¿Se imaginan ustedes que los nazis hubieran editado unos carteles turísticos del Protectorado de Bohemia y Moravia?

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Dajla no es Marruecos
Dajla no es Marruecos - EP

 

El colonialismo histórico desarrolló, entre otras actividades propagandísticas, una tarea de promoción turística de los territorios administrados. Tengo una pequeña colección de carteles del Marruecos francés –“Venez visiter Fez la misterieuse”- y español  -estos del insuperable Bertucchi- no exentos de belleza y atractivo, otro del Macao portugués e incluso uno de Guinea Ecuatorial editado con motivo del año internacional del turismo cuando todavía no había alcanzado su independencia. Las potencias europeas trataban con ello sin duda de resaltar los presuntos beneficios de su labor civilizadora, algo que terminó con el proceso de emancipación que se fue produciendo en la segunda mitad del siglo pasado.

Pero hay otro colonialismo algo diferente del tradicional que todavía perdura e intenta utilizar esa mismas tretas. Es el de los territorios ocupados ilegalmente por países vecinos. ¿Se imaginan ustedes que los nazis hubieran editado unos carteles turísticos del Protectorado de Bohemia y Moravia? Algo que ni Rusia se ha atrevido a hacer hasta ahora, que sepamos, con Crimea, pero si en cambio Marruecos en IFEMA con el Sáhara Occidental. Innecesario es expresar la estupefacción que nos causó contemplar en la última Feria Internacional de Turismo celebrada en Madrid un anuncio que rezaba tan sólo dos enigmáticas palabras “Dahkla Morocco”. Los no avisados desconocerán sin duda su significado, que me apresuro a explicar: Dakhla o Dajla es el nombre actual de la primera ciudad fundada por España en el Sáhara Occidental con el nombre de Villa Cisneros, una urbe que, abandonada por nuestro país a su suerte en 1976, ocupó primero Mauritania y luego Marruecos, ambos casos en flagrante vulneración de la legalidad internacional.

Más aún: Dakhla o Dajla dispone desde hace unas semanas de un vuelo con Madrid servido por Raynair a cuya inauguración fueron invitados a pan y cuchillo periodistas y agentes de viaje en un viaje relámpago que, según nos han contado, no estuvo exento de conflictos. Porque entre los participantes hubo quienes conocían el origen y situación jurídica del destino y pudieron percatarse cómo la ocupación militar marroquí ha intentado borrar todas las huellas no solo de la singularidad saharaui, sino también del origen español de la ciudad como si ésta hubiera surgido espontáneamente de las arenas. Y se enteraron que el principal monumento histórico del lugar, el fuerte español de Villa Cisneros, que databa de 1884, fue demolido por Marruecos para convertirlo en una plaza y que si no se atrevieron a hacer lo mismo con la iglesia, también española, de Nuestra Señora del Carmen -que por cierto recibió su advocación como homenaje a doña Carmen Polo, como la de Aaiún la de San Francisco por su marido- fue para no enfrentarse al Vaticano, más temido en Rabat que el complaciente y sumiso gobierno de Madrid. Para encontrar una humilde referencia al nombre originario de la ciudad, que fue Villa Cisneros tuvieron que buscar hasta que pudieron encontrarla en el suelo de sus calles… ¡era una tapa de registro del alcantarillado!

En efecto, Dakhla o Dajla fue Villa Cisneros y, es y seguirá siendo siempre, se llame como se llame, la primera ciudad que se construyó en piedra en el Sáhara Occidental (la alcazaba de Smara de Maelainin fue posterior) Lo que no ha sido ni será nunca es de Marruecos. Aunque se anuncie así en FITUR.      

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