Salvador Illa, el corredor de fondo con manual de ruta propio

Paciencia y perseverancia para liderar la recuperación de Catalunya


 

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Salvador Illa (2)
Salvador Illa - EP

 

Decía Jean de La Fontaine que “la paciencia y el tiempo hacen más que la fuerza o la pasión”. Paciencia tiene, y mucha, Salvador Illa, presidente de la Generalitat de Catalunya. Illa es un corredor de fondo, como bien señalan quienes lo conocen y lo acompañan en esos kilómetros que le gusta recorrer cuando tiene más  tiempo. Eso sí, no deja de correr a diario, aunque sea poco. Se le nota físicamente: está más delgado y cultiva el arte de la paciencia con gran destreza, aunque la procesión vaya por dentro y nada lo distraiga de sus objetivos.

En este primer mes de 2025, el llamado mes de la cuesta de enero - que todos sabemos lo que significa-  el presidente catalán ha tenido que tragarse algunos sapos, pero aparentemente no se ha inmutado. Como buen corredor de fondo, ha seguido el camino marcado para continuar  explicando su programa en el territorio catalán, sin molestar a nadie.

Pero en el último día del mes, ante una nutrida representación de la sociedad catalana —empresarios, consellers, entidades sociales, banqueros y demás—, el presidente Illa, que va a cumplir solo seis meses de su toma de posesión, presentó el plan Catalunya Lidera, que, según él, es un instrumento para convertir a Catalunya en un referente destacado de la economía europea y en el motor de la economía española. Un reto al que ha puesto fecha para llevarlo a cabo: diez años, aunque no descarta lograrlo en la mitad de tiempo. Eso sí, ha dejado claro que lo hará “sin experimentos fiscales”. ¿Como Madrid?

El presidente catalán remarcó ante el auditorio que los diez años del procés han sido como una sobredosis de bromuro para la economía catalana, y ya se sabe lo que ha ocurrido. Para revertir la situación, anunció una inversión de 18.500 millones de euros, en un paquete con 200 actuaciones importantes: servicios, infraestructuras, formación y competitividad. De esta manera, pretende pasar un tupido velo sobre estos años, a los que ha definido como “la década perdida”.

Precisamente, y no es casualidad, Foment del Treball, cuyo presidente, Josep Sánchez Llibre —el lince de pelo blanco—, un día antes de la conferencia de Illa, explicó a los medios de comunicación el déficit de inversión en infraestructuras en Catalunya, que dificulta el crecimiento económico y social. Para ser más concretos, elaboró un listado de 100 infraestructuras básicas para revertir la situación. El presidente de la patronal catalana, un experimentado político, sabe medir los tiempos de sus peticiones, una estrategia que, evidentemente, no ha sido casual, sino todo lo contrario. No suele dar un paso sin medir las consecuencias.

Con su intervención, el presidente de la Generalitat ha contrarrestado el protagonismo que estos días ha tenido Carles Puigdemont, últimamente omnipresente en la política española. El jefe del ejecutivo catalán tiene un proyecto que ha explicado y quiere llevar adelante “sin prisa, pero sin pausa”. Pretende demostrar esa capacidad de diálogo que tiene dentro y fuera de Catalunya, como lo demuestra su ronda de reuniones con los presidentes autonómicos para explicarles lo del concierto económico y cómo, si Catalunya va bien, el resto de España también irá bien. Illa es de los que suman. Y, como la paciencia es clave, sigue visitando territorios para contarles  el proyecto, no sin cierto recelo por parte de algunos de los presidentes. No se rinde y, en ese “apostolado”, intenta con argumentos que no haya tanto recelo contra Catalunya y todo lo que suena a catalán.

Tras conocer la propuesta de inversión de 18.500 millones de euros, el mundo empresarial ha recibido la noticia con buenos ojos, aunque piden concreción y un buen reparto. La cifra anunciada por el president es la mayor desde 2010.

El anuncio de las inversiones ha sido, de momento, la mejor noticia de este 2025 y un revulsivo que hacía falta para seguir avanzando en esa Catalunya que ha estado diez años mirándose el ombligo, gracias a los gobernantes independentistas. Decía Samuel Johnson que “las grandes obras son hechas no con la fuerza, sino por la perseverancia”. Y de eso sabe mucho el corredor de fondo Salvador Illa.

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