Las listas de espera kilométricas, las altas médicas de las mutuas, un nuevo problema
El descontento de los usuarios aumenta ante las largas listas de espera y las polémicas sobre las altas médicas incentivadas
Todas las personas, sin excepción, tienen el derecho a cuidados que les salven la vida, y esta responsabilidad recae en los Gobiernos. Eso dicen los expertos y se podría creer que eso sucede y que se facilitan “todos” los medios para que se cumpla. No obstante, la realidad es que, teniendo una buena sanidad, en estos tiempos, el acceso a ella es cada vez más difícil, por el tiempo que los usuarios deben esperar para ser atendidos, cada vez más largo.
A las largas listas de espera para especialistas, operaciones y pruebas diagnósticas, se le ha sumado ahora la atención primaria, donde en demasiados Centros de Salud (CAPS), o como se les conoce popularmente entre la gente mayor, “ambulatorios”, desde la llegada de la pandemia se prohibieron las visitas presenciales, con lo que ello significa. La deriva ha sido la cita previa para los facultativos y también para la enfermería, y no ha mejorado la atención. La espera para una visita al médico correspondiente puede ser de un mes, y para la enfermera puede llegar hasta dos meses, si la que se tiene asignada ha cogido días libres sin remuneración. Resulta que no ponen personal para sustituirla. Cuando se reclama, dicen que las cosas son así. Si los usuarios se quejan, “no somos objetos, somos personas con enfermedades que atender”, argumentan. Es una revisión, y puede esperar. La persona le dice que mire el historial, que es hipertenso, diabético, con problemas cardiacos, colesterol, etc. Es igual, es lo que hay. Añaden que si se produce algún problema, que acuda a urgencias, que allí lo atenderán. Se olvida de indicar las cuatro o cinco horas, como mínimo, que hay que esperar para ser atendido.
Las operaciones de cirugía plástica para reconstrucción de mamas o cambio de prótesis, como mínimo, un año. Prótesis de cadera, dos años. Podríamos seguir dando más datos, que son muchos. Otros datos que llaman la atención son los de la rehabilitación de las personas que han sido operadas de prótesis de rodilla y que deben esperar tres o cuatro meses para ser atendidas. Lo que, en demasiados casos, cuando les ha llegado el turno, la pierna se ha quedado rígida y no tiene solución. En otros , como nos comentaban algunas de las personas afectadas, están empezando a dar fecha para ser tratadas las que realizaron la petición el pasado mes de junio del 2024. Pueden tardar aún un mes o quizás dos. Eso significa que se van al año. ¿Mientras qué hacen? Pues, las que puedan permitírselo (no son la mayoría), se van a un centro privado y lo pagan de su bolsillo, porque la salud no es un tema menor, ni un capricho.
Solo hay que escuchar las opiniones de la gente para saber cómo está el ambiente: “Que quiten a tantos políticos y que el dinero lo gasten en sanidad”, o “Que destinen más dinero a la sanidad y menos a otras cosas como las embajadas”. Así podríamos seguir con una lista de las cosas que dice la gente. O “Las salas de los ambulatorios están vacías y hay que esperar un mes para ser atendidos”. Lo cierto es que el descontento va creciendo y las mejoras no terminan de apreciarlas los “usuarios”.
Para calentar más el ambiente, se ha producido una “filtración” de la propuesta que había hecho el Instituto Catalán de la Salud (ICS) a los médicos de primaria, en la que se decía que los médicos de los Centros de Salud recibirían incentivos por dar las altas laborales. Al parecer, la propuesta que se había incluido en unos documentos informativos elaborados por el ICS planteaba que los médicos recibieran un incentivo si validaban una cantidad de altas determinadas, que oscilaban entre el 50% y el 89% de las propuestas hechas por las mutuas. Una sugerencia nada ética y muy mercantilista.
Ante este revuelo que se ha producido, donde algunos sindicatos se han pronunciado en contra, el ICS ha manifestado que la propuesta se puso sobre la mesa, entre otras, y que finalmente no habrá incentivos por incrementar las altas. Los responsables del ICS afirman que los incentivos para las plantillas de los CAP aún no están definidos y que se hablará con los profesionales.
El conflicto que se ha producido, con la situación de críticas de la ciudadanía al acceso al sistema, se suma a esta de las altas remuneradas, que se interpreta como que hay que adelantar las altas que dan las mutuas, que en muchos casos las adelantan sin que los enfermos estén recuperados (otros enfermos se aprovechan de las bajas), y que son los médicos de los centros de primaria quienes las validan o no. Un bonito follón que genera desconfianza hacia el sistema. Un problema que no debería producirse, aunque algunos, queriendo meter cizaña, lo hayan filtrado de manera interesada. Todo puede ser. Lo que no se entiende es que la consellera, que lleva tantos años en el sector sanitario, haya caído en esta trampa.
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