De mal en peor
Artículo de opinión de Bernardo Fernández sobre Donald Trump
Donald Trump no da tregua. Raro es el día que los medios de comunicación no nos anuncian una nueva ocurrencia del mandatario estadounidense. No hace ni tres meses que inició su segundo mandato en la Casa Blanca y ya ha provocado una auténtica transformación en la situación geopolítica que está poniendo en jaque el statu quo establecido.
La economía mundial se enfrenta a un cambio de paradigma. El regreso de Trump a la presidencia de EEUU representa, sobre todo, un nuevo impulso al nacionalismo económico por la vía de guerras arancelarias, pero también un paso atrás en la lucha contra el cambio climático, es decir, incremento de producción de energías fósiles, pero también en otros sectores ―como pueden ser el financiero y el tecnológico―, mediante la desregulación. En la reunión del último foro de Davos ya se lanzaron mensajes que apuntaban un camino lleno de turbulencias. Ante esa nueva situación, quién más y quien menos se prepara para reducir riesgos y aprovechar las oportunidades.
A lo largo de la campaña electoral, las recetas económicas de Trump, venían a ser algo así como un arma de doble filo. Buena parte del sector empresarial recibió con júbilo el anuncio de la desregularización, mientras que la subida de aranceles generaba preocupación. Y es que si hay algo que los mercados financieros no toleran es la incerteza y eso es lo que está ocurriendo.
Ahora, los peores augurios se están haciendo realidad. Con el eufemístico nombre de “Día de la liberación” el presidente Trump bautizó el día en que hacía pública la subida de aranceles, con una media generalizada del 10%, y el 20% para la UE. Una iniciativa burda y pueril, según muchos expertos, que nos devolverá a las políticas del siglo XIX.
La agresiva ofensiva arancelaria, mucho más dura de lo inicialmente esperado, ha provocado una sacudida considerable en los mercados mundiales. Las jornadas posteriores al “Día de la liberación” resultaron caóticas y en las principales bolsas se impusieron los números rojos. La peor parte se la están llevando los índices estadounidenses, con descensos cercanos al 4%, es el caso del S&P 500 y del Dow Jones, y aún mayores en el caso del tecnológico Nasdaq, que perdió más del 6%, en la peor jornada en Wall Street desde septiembre de 2022. Las caídas se extendieron por las Bolsas de todo el mundo y en Europa las pérdidas se situaron entre el 3% y el 5%. El incierto impacto de las tasas en la economía mundial y en las cuentas de resultados de las empresas está en el origen de la tormenta. Eso ha provocado una huida de los inversores hacia activos refugio como el oro, en máximos históricos y el yen japonés.
De hecho, algunas compañías estadounidenses, cuyas cadenas de producción dependen en gran medida de países extranjeros, sufren los mayores castigos: Nike se ha dejado más del 12% y Apple ha retrocedido un 8%. La huida de los inversores de la Bolsa estadounidense supone una pérdida de capitalización de más de tres billones de dólares entre el S&P 500 y el Nasdaq, según cálculos de Bloomberg, que se ha contagiado de los malos resultados de Wall Street, que cerró la semana pasada con pérdidas.
Hemos de ser conscientes de que estamos en un momento de fuerte incertidumbre. Se está configurando un nuevo orden mundial y es muy importante que Europa tenga una voz fuerte. Ahora más que nunca, hay que seguir contribuyendo a unas instituciones multilaterales que son la mejor garantía para encontrar soluciones beneficiosas para todas las partes. Debemos huir de una visión de suma cero, porque la experiencia histórica nos enseña que la cooperación y la unidad rinden más beneficios a nivel global. Es el momento de aprovechar la oportunidad para seguir profundizando las relaciones estratégicas con otras partes del mundo, sin dejar de cuidar nuestras relaciones con EEUU, pero de igual a igual. Europa es líder mundial en comercio y eso hay que hacerlo valer. Debemos tomar las riendas de nuestro destino y reforzar la autonomía en términos de seguridad, defensa, energía, tecnología y competitividad.
En este contexto, resulta encomiable la iniciativa del Gobierno de España que, por boca del presidente Pedro Sánchez, ha anunciado un despliegue de ayudas de 14.000 millones de euros para los sectores más afectados por la guerra arancelaria. De forma muy similar se están moviendo otros gobiernos como pueden ser el de China o Canadá que ya han respondido con la ley del talión, “ojo por ojo y diente por diente”, mientras que Úrsula von de Layen, presidenta de La Comisión Europea ha dicho que: “estamos ultimando un primer paquete de contramedidas en respuesta a los aranceles sobre el acero”. Y ha vuelto a hacer hincapié en que la primera apuesta de Bruselas es la solución negociada: “Ahora nos estamos preparando para otras contramedidas, para proteger nuestros intereses y nuestras empresas si fracasan las negociaciones”. Hay que esperar que el resto de ejecutivos se vayan posicionando.
No quisiera acabar esta artículo sin hacerme eco de algunas de las reflexiones que hizo el exsecretario de política exterior de la UE, Josep Borrell, en una reciente entrevista en el al programa Cafè d'Idees de la 2 y Ràdio 4. Sinceramente, creo que valen la pena.
El exjefe de la diplomacia europea sostuvo que la Unión Europea debería "atacar fiscalmente" a las empresas tecnológicas estadounidenses como respuesta a los aranceles anunciados por Donald Trump. Borrell argumentó que esas compañías "trabajan con costes marginales prácticamente cero", por lo que una eventual subida de tasas para ellas no tendría "repercusiones directas" en los precios que ofrecen a los consumidores. “Trump prometió una bajada de impuestos que pretende compensar con los beneficios de los aranceles a la importación”. Pero, en su opinión, el mensaje del líder estadounidense es demagógico y los datos presentados están "falseados". "Eso es tirarse un tiro en el pie, porque si tú pones una tasa en los productos importados, también subes los precios internos y también importas la inflación. Si todos nos ponemos a importar la inflación del otro, al final esto también va contra nuestro interés", “Toda la Unión está afectada de la misma manera". Por eso, considera que hay que reaccionar a los aranceles "de la misma manera". En este sentido, recordó que la UE cuenta con un instrumento anticoercitivo, aprobado en la pasada legislatura e ideado por cómo pudiera actuar China. Pero podría usarse con Estados Unidos.
Lo que queda claro es que con ese personaje al frente del país más poderoso del mundo, estamos entrando en una zona de fuertes turbulencias y si no cambian mucho las cosas todos vamos a ir de mal en peor.
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