La estrategia que prepara Junts para dejar a Pedro Sánchez debilitado

La influencia política de la formación independentista ha ido de más a menos en los últimos tiempos

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Foto: EuropaPress

 

En el tablero de la política española, Junts per Catalunya se ha convertido en un jugador clave para la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez. Con tan solo seis diputados en el Congreso, la formación liderada por Carles Puigdemont tiene en sus manos la posibilidad de decidir el futuro de la coalición progresista. La estrategia de Junts, sin embargo, no pasa por derribar al Ejecutivo, sino por mantenerlo en un equilibrio precario mientras logran avanzar en su principal objetivo: la ley de amnistía.

La prioridad de Junts es clara: garantizar la amnistía que necesita Puigdemont y otros 300 líderes independentistas implicados en los eventos de 2017. Desde su exilio, Puigdemont ha visto cómo su margen de maniobra se ha reducido drásticamente, tanto en el aspecto legal como en el geográfico. Su situación es tan complicada que ni siquiera puede pisar Francia, y su presencia en eventos políticos en Catalunya es cada vez más simbólica. Esta situación ha llevado a Junts a centrar todos sus esfuerzos en Madrid, donde su pequeña representación parlamentaria puede tener un impacto significativo.

La táctica de Junts es bloquear los Presupuestos Generales del Estado, algo que en el PSOE ya dan por descontado. Sin embargo, este movimiento no implicará un voto de censura contra Sánchez. La legislatura continuará, aunque sea en estado de coma, porque el verdadero interés de Junts es mantener viva la posibilidad de que el Ejecutivo utilice sus influencias en la Fiscalía, la Abogacía del Estado y el Tribunal Constitucional para facilitar la amnistía. Un Gobierno del Partido Popular apoyado por Vox representaría el fin de cualquier esperanza en ese sentido.

 

 

HORAS BAJAS EN CATALUNYA

 

Mientras tanto, Junts se ha quedado sin poder institucional en Catalunya. Su influencia se limita a la presidencia de la Diputación de Girona y al control del Ayuntamiento de Sant Cugat, lo que ha obligado a la formación a mirar hacia Madrid como su principal escenario de acción. Es por ello que los pactos que pueda apoyar en el Congreso serán únicamente si pueden sacar rédito político de ello.

Las negociaciones en el Congreso estarán marcadas por una sobreactuación calculada, en las que se negarán a apoyar las iniciativas de PSOE y Sumar, y dilatarán excesivamente aquellas en las que quieran dar el sí. Este modus operandi ya se ha visto en la discusión sobre la ley de amnistía, donde Junts logró extender el proceso de negociación durante un mes adicional para intentar blindar la ley.

En el fondo, la negativa de Junts a aprobar los Presupuestos Generales del Estado podría tener un efecto inesperado. Sánchez, consciente de la necesidad de ajustar el gasto público según las nuevas normas fiscales europeas, podría ver en la prórroga presupuestaria una "barra libre" para seguir gastando sin las restricciones de Bruselas. De esta manera, la inestabilidad que introduce Junts podría convertirse en una ventaja para el Gobierno, permitiéndole mantener una política expansiva sin los corsés impuestos desde Europa.

En conclusión, la estrategia de Junts se basa en mantener al Gobierno de Sánchez en una cuerda floja, utilizando su pequeño pero crucial grupo de diputados como una palanca para avanzar en su objetivo de la amnistía. En este juego de equilibrios, el riesgo de caer es alto, pero la recompensa para Junts, y especialmente para Puigdemont, podría ser histórica. Mientras tanto, la legislatura avanza, aunque sea a trompicones, en un ambiente de constante tensión y calculada sobreactuación.

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