Máxima ambición en la CUP tras el Procés de Garbí: "Iremos a por todas"

Los anticapitalistas quieren refundar el independentismo popular

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Non Casadevall y Maria Gordillo, los portavoces de la formación. Foto: Europa Press

 

El nuevo primer secretario de la CUP, Non Casadevall, ha afirmado que tras su refundación, el partido antisistema y anticapitalista resolverá la antigua dicotomía del partido entre calle e instituciones, y ha asegurado que "nosotros en las instituciones iremos a por todas".

En una entrevista publicada este viernes 18 de octubre en Vilaweb, ha señalado como una de sus apuestas es que están dispuestos a entrar en los ejecutivos y "asumir las responsabilidades que hagan falta", y ha apuntado que refundarán el independentismo popular.

"Haremos una apuesta seria, comunicaremos más y mejor, y explicaremos todo lo que proponemos y las necesidades que existen", ha explicado Casadevall en este sentido ya que, a su juicio, al independentismo popular no le quedan más salidas que, textualmente, la lucha por el conflicto.

Ha apuntado que otra de las novedades del partido será su interés en "tejer alianzas", que llevarán a cabo buscando los conflictos concretos de los territorios para organizarse y ver donde se pueden apoyar, en sus palabras.

En definitiva, ha sostenido que el nuevo objetivo de la CUP es generar una organización que sea capaz de impulsar las luchas que ya defendía de manera más eficiente, en sus palabras, tanto desde las instituciones como desde fuera: "Haremos todo lo que nos permita crecer. Pero la institución no es suficiente, también deberemos trabajar en la calle y hacerlo mejor y más eficientemente".

 

Pasar página

En la misma línea se expresó Casadevall tras el Procés de Garbí, apuntando que la "clave es superar el estancamiento" y ser de nuevo un "actor clave que era percibido como la alternativa y un revulsivo", en un contexto de desmovilización que, obviamente, va a la contra de la izquierda independentista, más abonada en la calle que en las instituciones. 

Los últimos batacazos electorales han obligado a realizar un debate estratégico y organizativo que se ha alargado más de un año y que se ha llevado a cabo sin quebradizas, y con una ponencia muy consenso, pese al centenar de enmiendas que se han presentado.

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