Tensión y división en ERC: Junqueras pone a Jové en el punto de mira
La unidad escenificada en el reciente congreso de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha resultado efímera.
Un día después de cerrar filas públicamente, Oriol Junqueras ha marcado distancias con el jefe del grupo parlamentario republicano, Josep Maria Jové, hombre clave del sector de Marta Rovira y uno de sus antiguos colaboradores más cercanos. Esta nueva crisis se suma a una larga serie de desencuentros internos que llevan años marcando la vida del partido republicano.
El origen inmediato del conflicto es el polémico informe de la llamada Comisión de la Verdad, encabezada por el exdiputado Joan Tardà, creado para esclarecer la existencia de una estructura paralela dentro del partido, acusada de llevar a cabo operaciones de guerra sucia contra rivales políticos internos y externos.
Entre los casos más controvertidos que ha investigado la comisión está el ataque personal al exsocialista Ernest Maragall, candidato republicano en las municipales de Barcelona en 2023, y el impactante episodio del muñeco colgado en Sant Vicenç dels Horts, localidad de Junqueras, durante su estancia en prisión.
El documento ha provocado reacciones encendidas dentro del partido. Josep Maria Jové, acusado por sectores afines a Junqueras de complicidad pasiva o activa en estas acciones, rechazó declarar ante la comisión, lo mismo que hizo el expresidente Pere Aragonès, quien ni siquiera asistió a la clausura del congreso del partido, un gesto que alimenta las especulaciones sobre su alejamiento de la actual dirección presidida por Oriol Junqueras.
La reacción de los roviristas no se ha hecho esperar. Xavier Godàs, líder destacado de esta corriente, calificó el trabajo de la comisión como "un informe acusatorio sin pruebas y un escarnio público", y responsabilizó directamente a Junqueras de querer liquidar políticamente a sus rivales internos. Helena Solà, portavoz del sector Foc Nou, añadió más leña al fuego al citar a Lluís Llach para mostrar su decepción: "No es esto, compañeros, no es esto".
No es la primera vez que ERC se ve sacudida por conflictos internos en los últimos años
La relación entre Junqueras y el sector rovirista ya atravesó momentos difíciles en 2021, cuando Pere Aragonès decidió romper la alianza con Junts per Catalunya y apostar por un gobierno en minoría con apoyos externos, lo que generó tensiones internas que aún persisten.
Otro episodio crítico fue en 2022, cuando Marta Rovira desde su exilio en Ginebra, cuestionó públicamente el rumbo estratégico impuesto por Junqueras, generando una fractura que aún sigue abierta y que ahora amenaza con llevarse por delante a Jové.
En círculos internos de ERC ya se habla abiertamente de la sustitución de Jové como jefe del grupo parlamentario por Joan Ignasi Elena, exconsejero de Interior llegado desde las filas socialistas, cuya proximidad a Junqueras podría asegurarle el control absoluto del aparato parlamentario.
El vicepresidente de comunicación de ERC, Isaac Albert, trató de quitar dramatismo al asunto afirmando que la comisión solo pretende "cerrar heridas y aclarar hechos", pero las voces críticas, como Isaac Peraire, denuncian que el proceso es "un espectáculo incendiario e irresponsable".
Lejos queda aquel tiempo en el que Junqueras y Jové compartían objetivos comunes. Ahora, esta última crisis no hace sino evidenciar que la paz interna en ERC es frágil y que el partido, lejos de resolver sus conflictos, podría adentrarse aún más en una etapa turbulenta que podría debilitar sus perspectivas políticas en Catalunya.
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