‘Franciscus’: el humilde sello de una vida que transformó la Iglesia y el mundo
La tumba del Papa Francisco en la Basílica de Santa María la Mayor ha sido fabricada con mármol de la región italiana de Liguria y lleva la inscripción 'Franciscus', además de la reproducción de su cruz pectoral del Pontífice, fallecido el pasado 21 de abril, a los 88 años.
Tallada en austero mármol procedente de Liguria, la tierra de sus abuelos, esta sepultura sencilla lleva grabada únicamente la inscripción ‘Franciscus’ y la reproducción de su cruz pectoral, símbolo de un pontificado marcado por la humildad y la cercanía al pueblo de Dios.
Francisco, que falleció el pasado 21 de abril a los 88 años, quiso que su descanso eterno fuera fiel reflejo de su vida: sin ornamentos, sin grandezas terrenales, solamente piedra y fe. Su tumba se ubica discretamente en uno de los nichos de la nave lateral de la basílica, entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza, cercana al altar dedicado a San Francisco, el santo que inspiró su nombre y su misión.
El Papa había dejado instrucciones precisas: que su sepultura fuera "sencilla" y "en la tierra", y que los gastos de su funeral fueran sufragados gracias a la generosidad de un benefactor. Encargó a Mons. Rolandas Makrickas, Comisionado Extraordinario del Capítulo Liberiano, la responsabilidad de velar por el cumplimiento de su voluntad final.
Mientras su cuerpo es despedido en la misa exequial que se celebra en el atrio de la Basílica de San Pedro, presidida según el rito de las exequias de un Romano Pontífice, su tumba ya custodia su legado: una vida entregada a la Iglesia, a los pobres y a la fraternidad universal. Una tumba modesta para un Papa inmenso.
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