¿Cómo será la segunda vuelta de las elecciones de ERC? El día en que Junqueras y Sánchez se lo juegan todo
La clave de esta segunda vuelta está en los votos de la candidatura de Helena Solà, de Foc Nou, que quedó fuera de la contienda tras obtener el 15,4% del respaldo
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) vive uno de los momentos más decisivos de su historia reciente. Este 14 de diciembre, la segunda vuelta de las elecciones internas determinará quién liderará el partido durante los próximos cuatro años, en un contexto de profundas divisiones internas y un escenario político catalán y español lleno de incertidumbre. Oriol Junqueras, actual presidente del partido, parte como favorito tras obtener el 48,3% de los votos en la primera vuelta, quedándose a solo 111 sufragios de superar el umbral del 50%. Sin embargo, se enfrentará a Xavier Godàs, líder de Nova Esquerra Nacional, que logró el 35,3% y aspira a dar la sorpresa.
La clave de esta segunda vuelta está en los votos de la candidatura de Helena Solà, de Foc Nou, que quedó fuera de la contienda tras obtener el 15,4% del respaldo. Los 824 militantes que la apoyaron, junto con los 244 que optaron por la abstención, serán determinantes. Mientras Junqueras busca pactos para integrar a miembros de Foc Nou en su equipo, Godàs ha rechazado esta posibilidad, calificándola de "reparto de sillas" y apelando a la independencia de sus propuestas.
Un partido dividido y un precedente inquietante
La situación actual recuerda al congreso de 2008, donde Joan Puigcercós fue elegido presidente con apenas el 37% de los votos, lo que marcó el inicio de una crisis que culminó en unas desastrosas elecciones en 2010. Para evitar repetir esa historia, los estatutos se modificaron para incluir una segunda vuelta entre las dos candidaturas más votadas, garantizando que el liderazgo cuente con al menos el 50% de respaldo. Esta es la primera vez que se aplica esta norma, tras 13 años de hegemonía ininterrumpida del tándem formado por Junqueras y Marta Rovira.
Sin embargo, el contexto actual es diferente. Las tensiones internas en ERC, exacerbadas por el caso de los carteles contra los hermanos Maragall y el desgaste de años de gobierno, han roto esa estabilidad. La militancia enfrenta ahora una decisión que no solo definirá el futuro del partido, sino también su papel en la política catalana y española.
Consecuencias más allá de ERC
La batalla entre Junqueras y Godàs tiene implicaciones que trascienden las fronteras del partido. Junqueras representa la continuidad de la línea de pactos con el PSOE, fundamentales para la estabilidad del gobierno de Pedro Sánchez. Por el contrario, Godàs, con una postura más crítica hacia el PSC y el ejecutivo español, ha dejado claro que no dudará en "hacer tambalear gobiernos" si llega al poder. Una victoria de Godàs podría suponer un duro golpe para Sánchez, al transformar a ERC en un actor mucho más impredecible en el Congreso.
El resultado del 14 de diciembre será crucial no solo para el futuro de ERC, sino también para el equilibrio de fuerzas en la política española. ¿Logrará Junqueras consolidar su liderazgo en un partido fracturado? ¿O se impondrá Godàs, marcando un cambio radical en la dirección del independentismo catalán? La respuesta está en manos de los militantes
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