La legislatura secuestrada por Puigdemont: Junts se vuelve a llevar "el premio" tras una semana agónica

Un pacto con Junts salva las pensiones y bonificaciones al transporte, pero evidencia la dependencia del Gobierno del expresidente catalán

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Pedro Sánchez y Carles Puigdemont
Pedro Sánchez y Carles Puigdemont - Canva Pro - EP

 

La relación entre el PSOE y Junts sigue marcando la agenda política nacional. El partido liderado por Carles Puigdemont ha conseguido, una vez más, imponer su narrativa en la legislatura tras alcanzar un acuerdo con el Gobierno para salvar parte de las medidas del controvertido decreto ómnibus, incluidas la revalorización de las pensiones, las ayudas al transporte público y las relativas a la DANA.

El pacto de última hora: ¿un triunfo o una cesión?

El acuerdo, anunciado por Junts, llega después de que el Gobierno retrasara la reunión del Consejo de Ministros prevista para el martes con el fin de asegurar el apoyo del partido catalán. Este respaldo permitió desbloquear una crisis que había paralizado durante una semana la actividad legislativa. Sin embargo, el pacto excluye medidas clave, como las tributarias o las ayudas a empresas electrointensivas, que se negociarán más adelante.

Además, el acuerdo incluye la tramitación de una proposición no de ley de Junts que insta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a someterse a una cuestión de confianza, un gesto que muchos consideran una cesión de peso político al partido de Puigdemont.

Críticas desde todos los frentes

Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, expresó su descontento con los resultados del acuerdo a través de sus redes sociales. Tras el anuncio del pacto, Rufián se mostró especialmente crítico con el hecho de que Junts haya logrado imponer sus demandas a cambio de su apoyo. En un primer tuit, lanzó una interrogante: “¿Y había que perder una semana para esto?”. Posteriormente, tras conocer el contenido del acuerdo, lamentó que el resultado final fuera una concesión a Junts que no resuelve los problemas estructurales del país, algo que calificó como "humo que se vende en Catalunya".

En sus declaraciones, Rufián también subrayó el mal mensaje que envía el hecho de que Junts haya paralizado el decreto y posteriormente haya logrado que se cumplieran algunas de sus condiciones. Según el portavoz de ERC, el comportamiento de Junts pone de manifiesto un "premio" a la desestabilización política.

Desde EH Bildu, Pello Otxandiano también criticó la situación en la que el Gobierno se encuentra, asegurando que tanto Junts como el PNV están contribuyendo a hacer más "precaria" la estabilidad del Ejecutivo. Otxandiano expresó su preocupación por cómo estas tensiones internas entre los socios del Gobierno afectan no solo a la política española, sino también a la percepción que se tiene de la política europea en un contexto global marcado por la inestabilidad.

Por otro lado, el Partido Popular no tardó en reaccionar con contundencia. Borja Sémper, portavoz nacional del PP, acusó a Pedro Sánchez de "plegarse" a las demandas de Carles Puigdemont para poder aprobar el nuevo decreto, lo que, según el PP, deja claro que el presidente del Gobierno depende más que nunca de Junts. Para Sémper, esta situación refleja la "precaria" situación en la que se encuentra el Gobierno, que ha tenido que negociar hasta la "extenuación" para obtener el apoyo de Puigdemont.

En su crítica, Sémper señaló que el PP había ofrecido su apoyo para aprobar las medidas sociales que el Gobierno necesitaba, como la subida de pensiones o las ayudas al transporte, pero que Sánchez prefirió, en última instancia, ceder a las presiones de Junts. En este sentido, el portavoz del PP afirmó que el presidente del Gobierno había "jugado con los españoles" para conseguir sus propios intereses, al mismo tiempo que aseguró que este tipo de negociaciones "perjudican a los ciudadanos".

Un ambiente político cada vez más tenso

Este episodio es solo el último de una serie de tensiones que reflejan la inestabilidad de la actual legislatura. El malestar no solo se percibe entre los partidos de la oposición, sino también entre los socios del propio Gobierno, que ven cómo Junts utiliza su poder de negociación para imponer su agenda sin preocuparse por el impacto general en la política nacional.

El clima de inestabilidad queda perfectamente resumido en las palabras de Sémper: “Estamos a merced del estado de ánimo de Puigdemont y de las demandas de sus socios”. Mientras tanto, la imagen que queda es clara: en la política actual, "joder a la gente tiene premio", como resumió Rufián. Y ese premio, al menos por ahora, parece tener dueño.

 

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