Junts maniobra con el PP para tumbar a Sánchez: la estrategia oculta de desgaste
Desde el Senado hasta el reparto de los fondos arancelarios, Junts y el PP buscan debilitar a Pedro Sánchez, pero ¿a qué coste?
En una sorprendente maniobra política, Junts y el Partido Popular (PP) han unido fuerzas recientemente en varias ocasiones, una estrategia clara para debilitar al Gobierno de Pedro Sánchez. Desde los enfrentamientos en el Senado hasta el reparto de los fondos por los aranceles impuestos por Estados Unidos, ambas formaciones parecen haber decidido que, más allá de sus diferencias ideológicas, la prioridad es restar poder al Ejecutivo socialista.
Unidos para desafiar al Gobierno
Este miércoles, Junts ha secundado un nuevo choque institucional en el Senado contra la decisión del Congreso de aceptar el veto del Ejecutivo a varias enmiendas de los populares y los independentistas catalanes. Este es solo el último de una serie de enfrentamientos entre el PP y el Gobierno, que ya incluyeron la ley de amnistía o las correcciones a la Ley de Eficiencia Jurídica. Ahora, en esta nueva escaramuza legislativa, Junts se ha alineado con el PP, respaldando el conflicto de atribuciones impulsado por los populares. La situación podría acabar en el Tribunal Constitucional, como ya sucedió con otros casos previos.
El senador de Junts, Joan Baptista Bagué, fue claro al criticar que "se impidió" que ciertas enmiendas se votaran, algo que "no había pasado" antes, según él. Y aunque algunos de estos cambios afectan a temas tan distintos como la reducción del IVA para ciertos alimentos o la prórroga de ayudas a plantas de purines, el acuerdo entre Junts y el PP es evidente: la unidad estratégica contra un Gobierno que consideran débil.
El juego de las ayudas arancelarias
Pero la jugada no acaba ahí. Esta semana, Junts ha hecho un fuerte despliegue de imagen al vender como un logro político el hecho de que el 25% de las ayudas por los aranceles de Estados Unidos lleguen a Catalunya, por su peso en las exportaciones al país norteamericano. Míriam Nogueras, portavoz de Junts en el Congreso, no ha dudado en calificar de "triunfo" este acuerdo con el Gobierno, algo que ha generado un fuerte debate político.
Lo cierto es que a Catalunya le tocará el 25% de las ayudas por los aranceles porque representa el 25% de las exportaciones a Estados Unidos. Si un territorio de España exporta menos a EEUU, se verá menos perjudicado, y por tanto no necesitará las mismas ayudas. Sin embargo, tanto el PP como Junts aprovechan esta realidad para generar titulares y desgastar al Gobierno de Pedro Sánchez. Junts se presenta como el defensor de los intereses de Catalunya, mientras que el PP utiliza este reparto para alimentar la narrativa de que el Gobierno está favoreciendo a los independentistas. Como afirman algunos expertos como Enric Juliana, es sabido que hay una comunicación continua entre Génova y Junts. Aunque no se sabe con exactitud de qué hablan, sus conversaciones acaban reflejándose en la realidad política, especialmente cuando se trata de crear frentes comunes para debilitar al Ejecutivo de Sánchez.
La estrategia de desgaste político
Lo que parece estar ocurriendo es que tanto Junts como el PP están jugando una estrategia de desgaste a través de medidas políticas que no solo benefician a sus intereses electorales, sino que también ponen al Gobierno de Pedro Sánchez bajo presión. Mientras Junts se presenta como el defensor de los intereses catalanes, el PP utiliza cada oportunidad para alimentar la narrativa de que el Gobierno está favoreciendo a los independentistas y abandonando al resto de España.
¿Una alianza de conveniencia?
En definitiva, aunque Junts y el PP son partidos que en muchos aspectos se encuentran en las antípodas ideológicas, la situación política actual ha dado lugar a una alianza táctica. Ambas formaciones coinciden en que el Gobierno de Sánchez debe ser debilitado, y aunque sus estrategias son diferentes, lo que realmente importa ahora es crear un frente común para desgastar al Ejecutivo.
Así, Junts y el PP se sirven mutuamente para obtener réditos políticos, pero la verdadera cuestión que subyace en todo este juego es ¿hasta qué punto esta alianza puede mantenerse a largo plazo?
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