¿Pueden los disturbios de los CDR en la Diada afectar en las negociaciones entre Gobierno y Puigdemont?

Esta incógnita se convierte en un punto de atención crucial en medio de la preocupación por la seguridad y el desarrollo de las negociaciones.

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Archivo - Hogueras en el centro de Barcelona durante disturbios de los CDR contra la sentencia del proceso independentista

 

Archivo - Hogueras en el centro de Barcelona durante disturbios de los CDR contra la sentencia del proceso independentista
Esta incógnita se convierte en un punto de atención crucial en medio de la preocupación por la seguridad y el desarrollo de las negociaciones. EP

En un contexto de creciente preocupación, el Gobierno se mantiene en estado de alerta. Los recientes antecedentes han elevado la tensión, y ahora todas las miradas están puestas en la celebración de la Diada en Cataluña, ya que existe el temor de que grupos radicales puedan planear acciones para alterar el orden público. Esta situación genera inquietud en el Gobierno, ya que temen que estos eventos desagradables revivan dolorosos recuerdos de pasados acontecimientos, como el referéndum ilegal de octubre de 2017 y las secuelas del proceso separatista. Este escenario podría dificultar aún más las ya delicadas negociaciones con Junts y Carles Puigdemont, las cuales son esenciales para la formación de un nuevo Gobierno liderado por Pedro Sánchez, con la cuestión de la amnistía aún en discusión.

 

Desde una perspectiva de seguridad, se entiende que los Comités de Defensa de la República (CDR) tienen dos facetas en sus acciones. La primera es más pública y visible, centrada en manifestaciones y protestas en las que instan a la participación ciudadana, como ha sido el caso en la promoción de la Diada a través de las redes sociales.

 

El evento principal de la Diada está programado para las 4 de la tarde en la plaza de Sants, bajo el lema "De la opresión a la independencia", y se dirigirá hacia la Ciudad de la Justicia, con la intención de llegar a las 17:14 horas, un momento histórico en la lucha del separatismo catalán que inspira la celebración de la Diada.

 

Además, las delegaciones locales de los CDR han organizado diversos eventos en toda Cataluña para mostrar su fuerza y defender sus demandas centradas en el referéndum y la independencia. Todo esto ocurre en un momento en el que el separatismo catalán juega un papel crucial en el equilibrio de poder que podría permitir a Pedro Sánchez llegar a la Moncloa, dependiendo del apoyo de ERC y Junts para obtener la mayoría frente a Alberto Núñez Feijóo.

 

Sin embargo, existe otra cara de la moneda que genera aún más preocupación en el Gobierno. Se trata de los CDR que operan de manera más discreta y se enfocan en la alteración del orden público a través de pequeños grupos organizados con objetivos de sabotaje y boicot. Un ejemplo de esto es el caso de los individuos detenidos durante la Vuelta Ciclista, quienes habían diseñado un sofisticado dispositivo para atacar a los ciclistas. La existencia de estos grupos, que operan como células, representa una amenaza significativa debido a la magnitud de su actividad subversiva.

 

Un día de la Diada marcado por incidentes violentos tendría un impacto negativo en las negociaciones de Sánchez con el separatismo catalán y podría poner en riesgo la amnistía que se discute para Puigdemont y otros implicados en los eventos de 2017. Los socialistas admiten que ya existe tensión en el partido en relación con este tema y temen que las críticas se extiendan más allá de Emiliano García Page, el único líder regional activo que ha expresado claramente su oposición a estas concesiones.

 

Otra preocupación en el seno del PSOE es que la Diada intensifique la rivalidad entre Puigdemont y Oriol Junqueras por el liderazgo político del movimiento independentista, lo que podría aumentar el costo político de cualquier acuerdo de investidura.

 

Se ha informado que Sánchez prefiere esperar a que pase la Diada antes de cerrar cualquier acuerdo con Puigdemont, y aún tiene margen para negociar. Este plazo temporal es similar al que el PSOE otorgó a Alberto Núñez Feijóo para afrontar su investidura los días 26 y 27 de septiembre.

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