Destrucción de la atención primaria: el Vía crucis para ser atendido en un CAP de Barcelona

Un lector de CatalunyaPress nos ha hecho llegar una carta en la que explica su nefasta experiencia con la sanidad pública.

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Screenshot 117

 

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CAP de Sarrià, Barcelona @GOOGLE MAPS

No decimos nada nuevo si explicamos que los tiempos de espera en la atención primaria son desmesurados. Un lector de CatalunyaPress nos ha hecho llegar una carta en la que explica su nefasta experiencia con la sanidad pública: 

 

"El miércoles de la semana pasada, a consecuencia de un mal gesto, tuve un latigazo en la espalda que me dejó totalmente incapacitado en la cama. En ese momento me puse en contacto con mi Centro de Atención Primaria, el CAP Sarrià, y empezó un 'vía crucis' en el que a día de hoy no he podido ver a mi médico de cabecera ni recibir más atención que varias citas fallidas y un pinchazo para aliviar el dolor. 

 

El día 16, cuando sufrí el mencionado 'latigazo' -que será el nombre que le daré a una patología autodiagnosticada ante la imposibilidad de ser explorado por un médico- llamé al 061, donde me dieron un teléfono para ponerme en contacto con mi CAP y enviar un médico a casa para administrarme algún medicamento que me aliviara el dolor y me permitiera, al menos, moverme, ya que estaba totalmente postrado en la cama. Me puse en contacto con mi centro de atención primaria sobre las 14:30 h y me aseguraron que me enviarían un médico a casa. Pasaron las horas y alrededor de las 19:00 h recibí la llamada de un doctor que me recetó dos medicamentos para aliviar el dolor y la baja para dos días. Por teléfono y sin ningún tipo de contacto presencial. Según afirmó el sanitario, no se desplazó para visitarme porque los medicamentos por vía oral tienen el mismo efecto que por vía intravenosa. Ver para creer. 

 

Al día siguiente, jueves, continuaba el dolor, y viendo que el profesional prometido nunca iba a venir a mi casa, me dirigí como pude al CAP. Me atendieron rápidamente y me administraron, por fin, un medicamento por vía intravenosa. En la visita me dijeron que, por suerte, al día siguiente tenía una cita con el médico de cabecera. Pensé que por fin me iban a atender, pero no era más que un espejismo. 

 

Llegó el viernes, me dirigí al CAP para ser atendido por mi médico de cabecera. Llegaba cinco minutos tarde porque tuve que parar en un banco para reposar, por lo que llamé al centro sanitario para avisar de mi ligero retraso. Y ahí llegó la segunda sorpresa: la chica que me atendió me dijo que mi cita no era presencial, que estaba agendada para ser por teléfono - ¿para mirarme la espalda?- y que si quería podía volver para ser atendido de urgencias y recibir otro pinchazo. Hastiado y frustrado, decidí dar la vuelta y volver a mi casa. Pensé, inocentemente, que al menos me iba a llamar mi médico y le podría pedir que me derivara a un especialista. Pero nada de eso ocurrió, pasaron las horas y no recibí ninguna llamada. Parece que la cita telefónica agendada por mi médico se traspapeló. 

 

Tras ser abandonado por mi centro de atención primaria ha llegado el fin de semana y el CAP cierra. Por suerte, no he estado postrado en la cama porque el dolor remitió significativamente con el primer pinchazo, pero sí con serios problemas de movilidad, como no poder agacharme o hacer gestos tan simples como ponerme los zapatos. Así que me quedé pensando si me debía dirigir al Hospital Clínic y saturar las urgencias vitales o quedarme en mi casa y soportar el dolor hasta que llegara el lunes y pudiera saber por qué no me llamó mi médico en la cita acordada. Me incliné por la segunda opción y seguí tomando la medicación que me recetó el miércoles un doctor por teléfono.

 

Pues bien, ha llegado el lunes - hoy-, y he llamado al CAP. He preguntado por qué no me llamó mi médico el viernes y, tras varias respuestas esquivas, me han dicho que no se puso en contacto conmigo porque "valoró" que no era necesario, y me han ofrecido dos cómodas opciones. La primera, darme cita para el 16 de diciembre para ser visitado por mi médico de cabecera y que, luego, me derive a un especialista. La segunda, que me apuntara para llamarme el jueves, pero sin garantizarme que lo vaya a hacer. 

 

Tengo 31 años y ahora estoy con dolores incapacitantes, pero la atención primaria no puede hacer nada por mi hasta dentro de casi un mes, y lleva cinco días mareándome con citas que no se producen, dándome la única opción de automedicarme mientras siento un dolor que no sé de dónde viene porque nadie me ha explorado presencialmente. Mi caso no es importante, relevante, ni noticiable, pero quería denunciar la falta de atención sanitaria que deben soportar miles de ciudadanos tras la destrucción de la atención primaria. ¿Cuántas personas hay en Barcelona con dolores incapacitantes que son ignoradas por la sanidad pública y no son atendidos hasta dentro de un mes, dos o incluso más? ¿Esto es lo que ha quedado del sistema sanitario español tras la pandemia? ¿Recibir una cita para dentro de un mes cuando tienes un dolor incapacitante es aceptable en un sistema sanitario de calidad? La sanidad cada vez tiene menos recursos y nosotros, menos esperanza de vida."

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