La resistencia a los antibióticos amenaza la medicina moderna

En 2019, la resistencia a los medicamentos causó 1,27 millones de muertes, y se prevé que el impacto económico supere el billón de dólares para 2030

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Antibióticos
Foto: CanvaPro de Pipat Pajongwong's Images y Billion Images

 

Casi un siglo después del revolucionario descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming, la medicina moderna se enfrenta una nueva crisis: la resistencia a los antibióticos. Infecciones que antes se curaban con facilidad ahora se han vuelto intratables, y encontrar nuevos tratamientos para combatir las bacterias resistentes es una prioridad urgente para la ciencia. Sin embargo, los avances en esta área se ven obstaculizados por problemas financieros y la falta de inversión en la investigación de antibióticos.

A pesar de la creciente necesidad de nuevos antibióticos, las grandes farmacéuticas han abandonado esta área en busca de mercados más rentables, dejando el desarrollo de nuevos fármacos en manos de pequeñas empresas y organizaciones sin fines de lucro. Este éxodo ha limitado la oferta de antibióticos y ha dificultado su acceso en muchas regiones, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, donde la carga de enfermedades es mucho mayor. En 2019, la resistencia a los medicamentos causó 1,27 millones de muertes, y se prevé que el impacto económico supere el billón de dólares para 2030.

El desafío de la resistencia bacteriana no solo afecta a las naciones más pobres. Según Jeremy Knox, de la organización Wellcome, “el impacto es definitivamente asimétrico”, ya que los países de ingresos bajos y medios soportan una carga mayor. En África subsahariana, por ejemplo, los niños menores de cinco años son particularmente vulnerables.

 

Necesidad de soluciones globales

 

Frente a esta crisis, se avecinan debates cruciales. Este mes, la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York abordará la resistencia a los antimicrobianos, discutiendo cómo incentivar la creación de nuevos medicamentos y mejorar el acceso a tratamientos en todo el mundo. Sin embargo, el desarrollo de antibióticos se enfrenta a una “crisis de innovación”, como afirma Damiano de Felice de Carb-X. Desde 1990, solo se ha descubierto una nueva clase de antibióticos, una marcada reducción en comparación con las décadas anteriores.

A pesar de los avances iniciales en algunas investigaciones, las pequeñas empresas que trabajan en el desarrollo de estos medicamentos son financieramente vulnerables. Bugworks, por ejemplo, cuenta con solo 30 empleados y depende de donaciones y financiamiento de entidades como Wellcome Trust y el gobierno indio para continuar operando.

El problema no radica solo en la creación de nuevos antibióticos, sino en hacerlos accesibles a nivel global. Incluso los medicamentos existentes no están disponibles en muchos países, donde las empresas los comercializan en menos de diez naciones por razones financieras. Se necesitan incentivos que permitan que estos medicamentos lleguen al mercado y se mantengan como último recurso en infecciones graves.

Los gobiernos y organizaciones internacionales están comenzando a implementar modelos que estimulen el desarrollo de antibióticos, como el modelo de suscripción del Reino Unido, que paga una tarifa fija a las farmacéuticas independientemente de la cantidad de antibióticos utilizados. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para garantizar que estas innovaciones sean accesibles y asequibles para todos.

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