Agua embotellada: ¿puede afectar a nuestra salud?

Se estima que entre el 10% y el 78% de las muestras de agua embotellada contienen contaminantes

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Foto: CanvaPro de InstaStudio y Sergei Chuyko

 

El enorme y creciente costo que el agua embotellada está teniendo para la salud humana y planetaria justifica un replanteamiento urgente de su uso, ya que se compran un millón de botellas cada minuto en todo el mundo y esa cifra aumentará aún más en medio de la creciente demanda, advierten los expertos en salud poblacional en un comentario publicado en la revista de acceso abierto 'BMJ Global Health' por autores de Weill Cornell Medicine en Qatar. 

Unos 2.000 millones de personas en todo el mundo que tienen acceso limitado o nulo a agua potable dependen del agua embotellada. Pero para el resto de nosotros, se trata en gran medida de una cuestión de comodidad y de la creencia inquebrantable (con la ayuda y el apoyo de la publicidad de la industria) de que el agua embotellada es más segura y, a menudo, más saludable que el agua del grifo. 

Pero los autores insisten en que esta creencia no es cierta. La realidad es que el agua embotellada a menudo no está sujeta a los mismos estándares rigurosos de calidad y seguridad que el agua del grifo, y puede conllevar el riesgo de que se filtren sustancias químicas nocivas de las botellas de plástico utilizadas para prepararla, especialmente si se almacena durante mucho tiempo y/o se expone a la luz solar y a altas temperaturas, explican los autores. 

Se estima que entre el 10% y el 78% de las muestras de agua embotellada contienen contaminantes, incluidos microplásticos, a menudo clasificados como disruptores hormonales (endocrinos), y varias otras sustancias, incluidos ftalatos (utilizados para hacer que los plásticos sean más duraderos) y bisfenol A (BPA). 

La contaminación por microplásticos está asociada con el estrés oxidativo, la desregulación del sistema inmunológico y los cambios en los niveles de grasa en la sangre. Además, la exposición al BPA se ha vinculado con problemas de salud en etapas posteriores de la vida, como hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad, añaden los investigadores de este trabajo. "Si bien existen umbrales de seguridad a corto plazo, los efectos a largo plazo de estos contaminantes siguen siendo en gran medida desconocidos", observa el autor, y añade que los microplásticos también pueden entrar en la cadena alimentaria. 

El agua del grifo también es una opción más ecológica. Las botellas de plástico constituyen el segundo contaminante más común de los océanos, representando el 12% de todos los desechos plásticos. A nivel mundial, solo el 9% de estas botellas se reciclan, lo que significa que la mayoría termina en vertederos o incineradores, o se "exportan" a países de ingresos bajos y medios para su procesamiento, lo que plantea la cuestión de la justicia social, dicen. 

Además de los residuos generados, el proceso de extracción de materias primas y fabricación de botellas de plástico contribuye significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. Si bien se han realizado algunos esfuerzos para facilitar el uso de agua potable en restaurantes y espacios públicos y frenar la prevalencia de plásticos de un solo uso, es necesario hacer mucho más, argumentan los autores.

"En conjunto, la evidencia acumulada subraya el papel fundamental de las intervenciones gubernamentales y las campañas educativas para cambiar la percepción y el comportamiento del público. Estas campañas deberían destacar los beneficios para la salud y el cuidado del medio ambiente que conlleva elegir agua del grifo, impulsando de manera efectiva un cambio cultural hacia prácticas de consumo más sostenibles", recogen los autores. 

"La dependencia del agua embotellada implica costos sanitarios, financieros y ambientales significativos, lo que exige una reevaluación urgente de su uso generalizado", concluyen. "Los gobiernos deben afrontar urgentemente estos problemas", incluidos los de los países de ingresos bajos y medios, donde existe una necesidad apremiante de que inviertan en infraestructura de agua potable segura. 

Al priorizar el consumo de agua del grifo, podemos abordar colectivamente los desafíos multifacéticos que plantea [el agua embotellada] y adoptar el agua del grifo como una piedra angular de la responsabilidad ambiental y la salud pública", sugieren como ideal final.

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