10 de octubre: un Día Mundial para poner la salud mental en el centro del debate
Se celebra en todo el planeta desde el año 1992
El 10 de octubre de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha destinada a crear conciencia sobre la importancia del bienestar mental y a promover acciones que mejoren la salud emocional de las personas en todo el mundo. Este día, establecido por la Federación Mundial de Salud Mental en 1992, pone de relieve un tema que, aunque a menudo invisibilizado, afecta a millones de personas sin distinción de edad, género o condición social.
En 2024, la conversación sobre la salud mental es más urgente que nunca. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 450 millones de personas en el mundo viven con trastornos mentales, lo que convierte la salud mental en una prioridad global. Este año, el lema Salud mental como un derecho humano universal refleja la necesidad de garantizar que todas las personas, sin importar su origen o situación, puedan acceder a apoyo psicológico y psiquiátrico de calidad.
La pandemia de Covid-19 dejó una huella indeleble en el bienestar mental de la humanidad, exacerbando problemas como la ansiedad, la depresión y el estrés. Para muchos, el aislamiento social, la incertidumbre económica y la pérdida de seres queridos provocaron un aumento en la demanda de atención en salud mental. Esta crisis sanitaria puso de manifiesto no solo la importancia del autocuidado y de mantener la conexión con los demás, sino también la necesidad de políticas públicas que aseguren recursos para quienes más los necesitan.
El estigma sigue siendo uno de los mayores obstáculos para quienes padecen problemas de salud mental. A pesar de los avances en la comprensión de estos trastornos, aún existen barreras sociales que impiden que muchas personas busquen ayuda. Combatir el estigma es clave para fomentar una sociedad en la que se priorice el bienestar emocional tanto como el físico.
Este Día Mundial de la Salud Mental nos recuerda la importancia de promover la empatía y la compasión, de ser conscientes de que todos podemos ser vulnerables en algún momento y de que no hay salud sin salud mental. Como individuos, podemos apoyar a nuestros seres queridos, ser más conscientes de nuestros propios límites y reconocer cuando es momento de buscar ayuda profesional.
La salud mental debe dejar de ser un tabú y pasar a ocupar el lugar que merece en nuestras vidas cotidianas. Solo así podremos avanzar hacia una sociedad más justa, equitativa y, sobre todo, más sana.
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