El cambio de hora en Europa: ¿El fin de una tradición de décadas?

Mientras tanto, continuaremos ajustando nuestros relojes dos veces al año, pero con la certeza de que su fin podría estar en el horizonte.

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Catalunya press   reloj

 

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Mientras tanto, continuaremos ajustando nuestros relojes dos veces al año, pero con la certeza de que su fin podría estar en el horizonte. EP

Desde 1981, el cambio de hora se ha convertido en una práctica común en todos los países miembros de la Unión Europea, incluyendo a España. Su propósito original era contribuir al ahorro energético y aprovechar las horas de luz solar. Este sistema consiste en dos cambios anuales de hora: el horario de verano, donde se adelanta una hora, y el horario de invierno, donde se retrasa una hora.

 

Sin embargo, a lo largo de los años, esta costumbre ha generado debates y opiniones divididas. A pesar de que se ha demostrado que el ahorro energético resultante es relativamente pequeño, algunos argumentan que los cambios de horario pueden tener efectos negativos en la salud y el bienestar de las personas. Además, se ha destacado que estos cambios pueden influir en la seguridad vial, con un aumento de accidentes de tráfico durante los días posteriores a los cambios.

 

En respuesta a las crecientes demandas para abolir la Directiva 2000/84/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, que regula el cambio de hora en la Unión Europea, Jean-Claude Juncker, expresidente de la Comisión Europea, expresó su intención de poner fin a esta práctica en 2018. Sin embargo, cualquier modificación en la legislación europea requiere un proceso y coordinación a nivel de la Unión Europea, lo que implica que su eliminación definitiva podría llevar tiempo y requerir consenso entre los países miembros.

 

La eliminación del cambio de hora bianual podría ayudar a mitigar los efectos negativos en la salud causados por la brusca alteración del ritmo circadiano, que afecta a la calidad del sueño y al bienestar de las personas, especialmente a grupos sensibles como los bebés lactantes. Aunque se ha estimado que la eliminación del cambio de hora tendría un impacto mínimo en el consumo energético, su potencial beneficio en términos de salud podría ser significativo.

 

En España, se había anunciado que posiblemente en 2021 se produciría el último cambio de hora, pero la pandemia de COVID-19 alteró los planes, y ahora se espera que el último cambio sea en 2026, según lo establecido en una publicación del Boletín Oficial del Estado (BOE) en marzo de 2022. Estas fechas se publican con anticipación, en cumplimiento del Artículo 5 del Real Decreto 236/2002, que establece que cada cinco años debe publicarse un calendario específico con estas fechas.

 

A pesar de la larga historia del cambio de hora, parece que su destino está en un punto de inflexión. La mayoría de los ciudadanos están a favor de su eliminación, aunque en 2023, no se observarán modificaciones en los horarios, y se mantendrá la misma práctica que se ha seguido en los últimos años. Esto significa que el próximo 29 de octubre, los relojes deberán atrasarse una hora como parte del horario de invierno. La fecha límite para la eliminación definitiva del cambio de hora está marcada para 2026, lo que indica que el fin de esta práctica podría estar más cerca de lo que pensamos.

 

A pesar de las controversias y debates que rodean al cambio de hora, es importante recordar su interesante historia. Benjamin Franklin es considerado uno de los precursores de los cambios de hora estacionales en el siglo XVIII, cuando sugirió que los parisinos podrían ahorrar dinero en velas levantándose más temprano. Aunque su propuesta no incluía el cambio de hora en los relojes, sentó las bases de esta práctica.

En 1895, el científico neozelandés George Vernon Hudson presentó una idea similar ante la Sociedad Filosófica de Wellington, proponiendo adelantar los relojes dos horas en octubre y retrasarlos dos horas en marzo. Sin embargo, esta idea nunca se implementó.

 

Diez años después, en 1905, el constructor británico William Willett recomendó cambios de hora más frecuentes: cuatro adelantamientos de 20 minutos cada uno durante cuatro domingos de abril, seguidos de cuatro retrasos en septiembre. A pesar de los intereses en esta idea, tampoco llegó a implementarse completamente.

 

El cambio de hora también tiene sus ventajas, como un mejor descanso durante el horario de invierno, ya que el cuerpo recibe menos luz durante la tarde y la noche, favoreciendo una mayor segregación de melatonina, la hormona del sueño. Además, permite un mejor ajuste de la actividad diaria a la luz natural disponible, lo que puede tener beneficios para el bienestar y la eficiencia.

 

En resumen, el cambio de hora, una práctica arraigada en la sociedad europea desde hace décadas, se encuentra en un momento crucial de su historia. A pesar de las controversias y debates, su eliminación definitiva parece estar cada vez más cerca, y la mayoría de los ciudadanos la ven con buenos ojos. Mientras tanto, continuaremos ajustando nuestros relojes dos veces al año, pero con la certeza de que su fin podría estar en el horizonte, marcado para el año 2026.

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