Cohousing: la alternativa de vivienda para las personas mayores que está en auge
Este modelo, exitoso en países nórdicos, como Dinamarca y Suecia, está ganando terreno en ciudades españolas, y su enfoque colaborativo ha cobrado aún más relevancia a raíz de la pandemia de COVID-19
España enfrenta un importante cambio demográfico con una creciente población mayor, con cerca de 10 millones de personas mayores de 65 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se espera que este número aumente significativamente, alcanzando aproximadamente el 30% de la población en 2050, lo que plantea retos considerables en términos de atención y cuidado para las personas mayores en el país.
ALTERNATIVAS A LA NUEVA DEMOGRAFÍA
Esta transformación demográfica ha llevado a la búsqueda de nuevas alternativas para satisfacer las necesidades de una creciente población de personas mayores. Una de estas alternativas que ha cobrado fuerza en los últimos años es el concepto de "cohousing" o viviendas colaborativas para personas mayores.
Estas viviendas colaborativas se presentan como una solución que permite a los residentes mantener su independencia mientras comparten servicios y gastos, creando una comunidad de apoyo sin los compromisos rígidos que a menudo se asocian con las residencias de ancianos. En estos hogares colaborativos y autogestionados, los residentes comparten espacios comunes y actividades, pero cada uno también tiene su propio espacio privado.
¿COMO COWORKINGS?
El modelo se asemeja a los "coworkings", donde diferentes empresas comparten un espacio para trabajar y colaboran en diversos proyectos. En el caso de las viviendas colaborativas, la comunidad se gestiona de manera conjunta entre todos sus miembros, con decisiones que se toman de manera democrática. Esto no solo fomenta la interacción entre los residentes, sino que también permite compartir los gastos asociados con la vivienda y los servicios.
REFERENTES NÓRDICOS
El concepto de cohousing tiene un historial exitoso en países del norte de Europa, como Suecia, Noruega y Dinamarca, donde surgió décadas atrás. Aunque el modelo comenzó a conocerse en España hace poco más de tres años, ya existen aproximadamente una veintena de proyectos de viviendas colaborativas en ciudades como Madrid, Barcelona, Valladolid y Málaga. Estas comunidades a menudo se ubican en entornos rurales, lo que permite a los residentes disfrutar de la tranquilidad del campo sin alejarse demasiado de las comodidades de las grandes ciudades.
GASTOS COMPARTIDOS
En términos de costos, los residentes en estas viviendas colaborativas generalmente pagan un alquiler que se establece mediante un acuerdo colaborativo previo. Los gastos comunes se comparten entre los residentes y se gestionan de manera democrática. Esta flexibilidad es una de las principales ventajas del modelo, ya que se adapta a las necesidades y recursos de la comunidad.
El cohousing también podría ser beneficioso para las localidades más pequeñas que luchan contra la pérdida de población. Algunos ayuntamientos ya están considerando la posibilidad de ceder terrenos para proyectos de viviendas colaborativas, lo que podría reducir significativamente los costos para los residentes al tiempo que fomenta la repoblación.
Es importante destacar que, aunque el cohousing puede ser una solución valiosa para muchas personas mayores, la opción de cuidados de larga duración en España sigue siendo variada, incluyendo residencias de ancianos, cuidado en el hogar y el apoyo de familiares. La elección depende en última instancia de las preferencias y necesidades individuales.
El modelo de cohousing demuestra que la sociedad se adapta y busca soluciones innovadoras para enfrentar los desafíos demográficos. La atención a las personas mayores y la creación de comunidades de apoyo seguirán siendo temas importantes en los próximos años a medida que España continúa experimentando cambios demográficos significativos.
Escribe tu comentario