Los periódicos de 1924 predijeron cómo sería la vida en 2024

Allá por 1924, una tendencia popular en los periódicos era predecir cómo sería la vida dentro de 100 años, es decir, hoy. Y, sorprendentemente, algunos de esos pronósticos no estaban muy lejos de la verdad.

Los recortes de varios periódicos, a veces precisos y a veces extravagantes, fueron compartidos en X por Paul Fairie, investigador de la Universidad de Calgary.

Sobre las ciudades del futuro decían: "Los automóviles circularán por las autopistas por el centro de la ciudad"; "las aceras estarán en constante movimiento" y "los automóviles aumentarán y se multiplicarán indefinidamente". 

Del mismo modo, pronosticaron que el aumento de los automóviles provocaría la extinción del caballo.

También pronósticaron que las personas "se teñirían la piel con todos los colores del arcoíris", con la expectativa de que el cabello hiciera lo mismo, de manera muy similar a una "victoriana que ocultaba su personalidad bajo voluminosos aros y cortinas". Una predicción que podría ser realidad teniendo en cuenta el elevado número de personas tatuadas y con el pelo teñido.

Del mismo modo, la prensa vaticinó que "los estadounidenses se reirán de las radios". Sin embargo, en 2024 las radios siguen vivas, y hay un fenómeno creciente relacionado con el entretenimiento radiofónico, los podcast. 

También se pronosticó, con acierto, una esperanza de vida más larga, explicando que viviríamos hasta los 100 años y las personas de 75 años se considerarían jóvenes.

Del mismo modo, las predicciónes incluye la creación de bloques de pisos de 100 pisos de altura y álbumes familiares hechos con videos en lugar de fotografías, dos realidades que ya existen. 

Una predicción que lamentablemente no ha dado en el blanco es que "las películas traerán la paz mundial", ya que la gente establecería una hermandad. Y la realidad es que en 2024 Hollywood aún no ha logrado un lenguaje universal ni ha eliminado los conflictos del mundo civilizado. 

Otras predicciones, tal y como recoge el hilo de Paul Fairie, eran más extravagantes, como colchones que arrojan a los niños fuera de la cama por la mañana, personas saltando de planeta en planeta con la misma facilidad con la que ahora navegamos por el cielo (lo deseamos), ropa voladora y piernas de hombres marchitándose por la infrautilización.