El origen de 'Les Tres Bessones': La obra que nació de la familia y conquistó al mundo

Roser Capdevila, una de las ilustradoras más destacadas de Catalunya, encontró la inspiración para crear el universo de Les Tres Bessones en las personalidades de sus propias hijas: Helena, Anna y Teresa. En plena infancia de las trillizas, y mientras la editorial Planeta buscaba adentrarse en el mundo de la literatura infantil, Capdevila dio vida a las traviesas hermanas. Todo comenzó en una cena en una pizzería de Bolonia, donde, tras una conversación con un directivo de la editorial, surgió la idea de contar pequeñas historias cotidianas protagonizadas por las mellizas. A partir de ahí, la serie de libros despegó, con traducciones a numerosos idiomas y una creciente demanda por parte de la editorial.

Sin embargo, Capdevila pronto se sintió insatisfecha con los relatos iniciales, que le parecían "aburridos". "Los niños se merecían algo mejor", recuerda la autora en declaraciones a Metropoli. Esto la llevó a reinventar el concepto, inspirándose en clásicos de la literatura y personajes históricos, pero siempre añadiendo una dosis de fantasía.

'La bruixa avorrida' fue una profesora de Capdevila

Uno de los elementos más emblemáticos de las historias es La bruixa avorrida, un personaje inspirado en una maestra real que Capdevila tuvo en su niñez, llamada doña Pilar. La profesora, figura severa y desaliñada de la España franquista, humillaba a las alumnas más tímidas, incluyendo a la hermana de Capdevila. Aunque La bruixa avorrida tenía un toque de maldad, la autora siempre le añadió un toque de simpatía: "Incluso da un poco de lástima, porque siempre le salen mal los planes".

Tras el éxito literario, Les Tres Bessones saltaron a la televisión de la mano de la productora Cromosoma, con una serie que llegó a emitirse en 158 países y traducirse a 35 idiomas. Las hermanas, junto a La bruixa avorrida, conquistaron a niños de todo el mundo, convirtiéndose en un referente de la televisión infantil. Capdevila aún recuerda con cariño el reto de adaptar clásicos literarios para los más pequeños, como el caso de Romeo y Julieta, en el que convirtió a las familias de los Capuletos y los Montescos en seguidores del Barça y del Espanyol, respectivamente, añadiendo un final más feliz gracias a la intervención mágica de la bruja.

Hoy, a sus 85 años, Capdevila continúa dibujando y creando. Pese a los desafíos que la vida le ha presentado, como un cáncer y un atropello, sigue fiel a su pasión por el arte. Su legado, no solo como autora de Les Tres Bessones, sino como una de las ilustradoras más importantes de Catalunya, queda inmortalizado en las páginas de sus libros y en la memoria de varias generaciones. Como ella misma afirma: "Cuando dibujas, estás en otro mundo; vives dos vidas".