El verano de 2024, el más caluroso jamás registrado

El verano de 2024 ha quedado marcado en la historia como el más caluroso jamás registrado en el planeta, superando todos los récords previos de temperaturas extremas. El mes de agosto de este año es el decimotercer mes consecutivo en un periodo de 14 meses en el que las temperaturas globales han estado más de 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, según los datos del Programa de Observación de la Tierra Copernicus, de la Unión Europea. Estos registros alarman a la comunidad científica y mundial, ya que el umbral de 1,5°C es un límite crítico establecido por el Acuerdo de París para mitigar los impactos más devastadores del cambio climático.

Los meses de junio, julio y agosto de 2024 no solo rompieron récords, sino que consolidaron un aumento sin precedentes de la temperatura global. Durante este periodo, el planeta experimentó un promedio de temperatura 1,51°C por encima de los niveles preindustriales. A medida que los datos se acumulan, se proyecta que 2024 será el año más caluroso registrado en la historia, superando incluso los cálidos años previos que ya habían sido motivo de preocupación.

El 22 de julio de 2024 fue un día particularmente alarmante, ya que la temperatura global alcanzó un récord histórico, superando los 16°C. Este fue el día más caluroso jamás registrado en el planeta, y se suma a una tendencia creciente de temperaturas extremas en los últimos años.

Los polos del planeta no han sido ajenos a este aumento en las temperaturas. Tanto el Ártico como la Antártida han registrado valores de superficie congelada significativamente inferiores a sus promedios históricos. En agosto de 2024, el Ártico presentó un 17% menos de hielo en comparación con la media histórica, mientras que la Antártida mostró una reducción del 7%. Este derretimiento acelerado de las capas de hielo no solo eleva el nivel del mar, sino que también tiene implicaciones catastróficas para los ecosistemas polares y las comunidades costeras de todo el mundo.

Las altas temperaturas y las condiciones extremas de sequía han intensificado los incendios forestales en varios puntos del planeta, afectando gravemente a Bolivia, Brasil y Canadá. Los incendios en estos países han liberado más de 150 megatoneladas de carbono a la atmósfera, una cifra superior a la mitad de las emisiones totales de España en 2023. Este aumento en las emisiones no solo agrava la crisis climática, sino que también pone en riesgo la biodiversidad y las vidas humanas.

El Pantanal, el humedal más grande del mundo, ha sido particularmente afectado. En el último año, los focos de incendio en esta región se han multiplicado por siete. Este ecosistema vital ha visto casi el 60% de su superficie consumida por incendios en los últimos 40 años, una pérdida devastadora para uno de los refugios de biodiversidad más importantes del planeta.

En Europa, los efectos del calor extremo también se han hecho sentir. En España, agosto de 2024 fue el mes más caluroso registrado desde que comenzaron los registros en 1961. La temperatura media en la península fue de 25°C, superando todos los récords previos en la serie histórica de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Este incremento en las temperaturas ha tenido un impacto directo en la salud de las personas, las actividades agrícolas y la disponibilidad de agua en la región.

El verano de 2024 nos deja un mensaje claro: el calentamiento global está avanzando a un ritmo alarmante. Con las temperaturas rompiendo récords históricos, el deshielo polar acelerado y los incendios forestales arrasando vastas extensiones de tierra, el planeta se enfrenta a una crisis climática sin precedentes. Las proyecciones indican que 2024 será el año más caluroso de la historia, y sin acciones inmediatas y coordinadas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los efectos podrían ser aún más devastadores en el futuro.