La historia de Núria, víctima de una nueva estafa por WhatsApp que te hará desconfiar de todo
“Pensé que lo estaban estafando a él”, explica Núria al recordar cómo cayó en la trampa
Núria Codina jamás imaginó que ayudar a su vecino de toda la vida la llevaría a caer en una ingeniosa estafa por WhatsApp. El engaño consistió en la suplantación de la identidad de su vecino, quien, supuestamente, le pedía ayuda para hacer un Bizum porque su cuenta no funcionaba. La buena fe de Núria le costó 380 euros.
El truco del Bizum: cuando la confianza se convierte en un arma
“Pensé que lo estaban estafando a él”, explica Núria al recordar cómo cayó en la trampa. Conocía a su vecino desde hacía 15 años, lo veía todos los días y hasta sabía del estado de salud de su esposa. Así que, cuando recibió un mensaje de su parte pidiéndole que le enviara 280 euros por Bizum, no dudó en ayudar. Incluso comprobó que el número de teléfono y la foto de WhatsApp coincidían con los del vecino.
El tono del mensaje también ayudó a darle credibilidad: era cercano, en catalán, y sin las típicas señales de alerta que suelen aparecer en estafas. “Siempre había recibido estafas en castellano”, comenta Núria, un detalle que incluso sorprendió a los Mossos d'Esquadra cuando denunció el caso.
El segundo Bizum que encendió las alarmas
Después de enviar el primer Bizum de 280 euros, el estafador volvió a contactar a Núria pidiendo un segundo pago, esta vez de 200 euros. Fue entonces cuando Núria comenzó a sospechar, pero ya era demasiado tarde. Hizo un segundo envío de 100 euros y al expresar sus dudas, el estafador, haciéndose pasar por su vecino, se ofendió: “¡Si soy tu vecino y es mi WhatsApp!”, le dijo.
Núria incluso llegó a disculparse enviando una nota de voz, alertando a su “vecino” sobre la posible suplantación de identidad. Para su sorpresa, el estafador respondió con un sarcástico: “¡Cómo se las ingenian!”. “Fui de experta y, mira, se estaban riendo de mí”, lamenta Núria.
Un engaño cada vez más sofisticado
A pesar de sus sospechas, Núria intentó contactar a su vecino para advertirle de la estafa, pero todas las llamadas iban al buzón de voz. “Después supe que desvían las llamadas”, explica. Finalmente, al día siguiente, al intentar de nuevo, su vecino recuperó su número y le respondió: “¿Quién eres?”.
La estafa había durado apenas unas horas, pero el daño ya estaba hecho. Los delincuentes incluso intentaron engañar a otros familiares del vecino, pero no lo lograron gracias a que sabían que él no utilizaba Bizum.
Denuncia y lecciones aprendidas
A pesar de haber perdido 380 euros, Núria no se dejó vencer por la frustración. Denunció el caso a los Mossos d’Esquadra, aunque tuvo que esperar tres días para hacerlo debido a la falta de citas. A la policía entregó capturas de pantalla de la conversación y los datos del banco, aunque la entidad no devolverá el dinero sin una sentencia judicial.
“Me da mucha rabia que ya no puedas confiar en nada, que no puedas ayudar a la gente sin miedo a que te estafen”, reflexiona Núria. Al compartir su experiencia en Twitter, recibió respuestas de muchas otras personas que han sido víctimas de estafas similares, algunas perdiendo hasta 800 euros.
Ahora, Núria ha tomado todas las precauciones recomendadas por los Mossos: activó la verificación en dos pasos en WhatsApp y ha restringido su información personal solo a contactos conocidos. Pero teme que las estafas evolucionen con los avances tecnológicos, como la clonación de voz o imagen con inteligencia artificial.
“Da bastante miedo. Con la IA, un mensaje de voz ya no es garantía de nada. Ahora, si tengo que prestar dinero a alguien, será en persona y en mano”, concluye.
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