Alerta por sequía: ponen fecha a una hipotética vuelta a la excepcionalidad en Barcelona y Girona

El continuo descenso de los niveles de agua en los últimos meses provoca que se busquen medidas para frenar la bajada

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Foto: EuropaPress, CanvaPro de InstaStudio

 

Malas noticias en Catalunya. La sequía podría volver a complicar la situación en la región de Barcelona y Girona, ya que podría volver a la situación de excepcionalidad por sequía en dos meses si no vuelve a haber episodios significativos de lluvia. Esta primicia la avanzaron fuentes de la Agència Catalana de l'Aigua a RAC 1 este  lunes. 

La situación es preocupante, ya que los embalses del Sistema Ter-Llobregat han descendido por debajo del 30% de su capacidad, acercándose peligrosamente al 24%, nivel que obligaría al Govern a implementar medidas más estrictas de restricción de agua, tal y como hizo anteriormente.

Hay que recordar que el pasado 2 de agosto se hizo oficial la salida del estado de excepcionalidad para entrar en el estado de alerta en la Capçalera del Ter y en el Mitjà Llobregat, además de pasar de alerta a estado de prealerta en la Capçalera del Llobregat.

Reserva
Estado de las reservas de agua en los embalses de las cuencas internas de Catalunya. (Foto: ACA)

Según los últimos datos de la ACA, las reservas en los cinco embalses que conforman el sistema Ter-Llobregat han experimentado un descenso considerable, alcanzando el nivel más bajo en los últimos tres meses. Entre los embalses más afectados se encuentra el de Susqueda, el más grande de la zona, que a principios de agosto se encontraba cerca del 42% de su capacidad y actualmente ha bajado al 35%. Otros embalses, como el de La Baells, han pasado del 51% en los inicios del verano al 41%, mientras que La Llosa del Cavall ha caído del 28% a menos del 25%.

Ante esta situación, el Govern no descarta la posibilidad de tener que endurecer nuevamente las restricciones en la zona de Barcelona y Girona si las condiciones climáticas no mejoran en otoño. Las fuentes de la ACA advierten que, de no producirse lluvias en las cabeceras de los ríos, se podría declarar la excepcionalidad por sequía a finales de noviembre. No obstante, esta fecha podría retrasarse si el ritmo de descenso de los embalses se modera.

 

 

La ACA subraya que, con la llegada del otoño, las temperaturas bajan, lo que reduce la evaporación y el consumo de agua, especialmente con el fin de las campañas de riego, lo que podría ayudar a mitigar la situación. Sin embargo, todo depende de la llegada de las tan esperadas lluvias que podrían aliviar la presión sobre los embalses de la región.

Durante este año, el estado de la sequía ha ido evolucionando. En el peor de los escenarios se rondó el 15% en las cuencas internas, provocando que se estableciera el estado de emergencia. A partir de finales de marzo, arrancó un episodio de lluviar reiteradas que permitió que los niveles ascendieran de forma meteórica y se pasara al nivel de excepcionalidad. Sin embagro, en agosto volvió al nivel de alerta, aunque fue una medida criticada porque no llovía tanto en verano y porque el consumo del agua acostumbraba a subir, sobre todo debido al turismo.

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