Los campos de lavanda de Catalunya: un paraíso visual que esconde la penuria agrícola

Aunque el sector de la perfumería y cosmética ha experimentado un crecimiento significativo, los ingresos no se han trasladado a los campos

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Beautiful lavender field with blurry sky
La pandemia de covid-19 marcó un punto de inflexión para los agricultores. Foto: Freepik

 

Bajo el sol abrasador de julio y con gran parte de la población en vacaciones, los campos de lavanda alcanzan su apogeo en Catalunya, ofreciendo un espectáculo que cautiva a turistas y locales por igual. Lugares como Santa Eulàlia de Riuprimer y El Penedès, con sus extensas hectáreas de lavanda que rivalizan con la famosa Provenza francesa, se han convertido en destinos turísticos clave. A lo largo de los meses de verano, los visitantes se maravillan ante los interminables paisajes violetas, generando un impulso en la actividad turística de estas regiones.

Sin embargo, detrás de esta estampa idílica, los agricultores catalanes que cultivan lavanda se enfrentan a una realidad mucho más compleja. Aunque el sector de la perfumería y cosmética ha experimentado un crecimiento significativo —con ganancias de más del 12% en 2023—, los ingresos no se han trasladado a los campos. 

La pandemia de covid-19 marcó un punto de inflexión para los agricultores. Antes de 2020, el precio del aceite esencial de lavanda era alto, alcanzando los 40 euros por kilo, pero la sobreproducción y la caída de la demanda durante los confinamientos globales hicieron que los precios cayeran drásticamente, llegando a niveles de 8 euros por kilo en la actualidad. Para muchos cultivadores catalanes, el cultivo ya no es rentable, y las subvenciones gubernamentales no son suficientes para cubrir los costos de producción. Además, la competencia de países como Bulgaria, con costos de producción mucho más bajos, ha erosionado aún más el mercado local.

En Catalunya, a pesar del atractivo turístico que los campos de lavanda generan, la mayoría de los agricultores no se benefician de los ingresos del turismo. La desesperación ha llevado a algunos productores a plantearse abandonar este cultivo, mientras que otros buscan diversificar hacia cultivos más rentables como el cereal o la vid.

El futuro de los campos de lavanda en Catalunya parece incierto. Aunque el espectáculo visual y el atractivo turístico son innegables, los agricultores insisten en que sin un cambio estructural en el mercado y mayores apoyos económicos, la producción de lavanda seguirá siendo un desafío económico más que una oportunidad de negocio.

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