Un estudio alerta que el consumo de drogas en España empieza antes de los 18 años

El consumo de sustancias adictivas en España está comenzando a edades cada vez más tempranas y experimenta un crecimiento constante. Actualmente, el consumo entre menores de edad es alarmante y, además, el problema no afecta de igual manera a hombres y mujeres. 

Según un estudio de la red UNAD titulado "Perfil de las adicciones en 2023", los hombres suelen buscar ayuda por adicciones a la cocaína y las tragaperras, mientras que las mujeres lo hacen principalmente por alcohol y bingo. Esto demuestra una clara diferenciación de género en los tipos de adicciones y los factores que llevan a cada persona a solicitar ayuda.

Inicios cada vez más precoces

La mayoría de jóvenes comienzan a consumir antes de los 18 años: un 51% de los hombres y un 45% de las mujeres. Esto desmiente la creencia de que el consumo problemático empieza entre los 18 y 25 años. En la actualidad, el problema ya afecta a los adolescentes, y el perfil promedio de los usuarios de la red UNAD, que en 2023 alcanzó los 37,845 casos, es de personas de entre 34 y 41 años, con una mayoría de hombres (79%).

El perfil masculino destaca por un consumo de “drogas duras” (cocaína, heroína y alcohol), y se asocia a factores como desempleo, enfermedades, y niveles de estudios primarios. En cambio, las mujeres suelen tener hijos a su cargo y mayor inclinación al consumo de ansiolíticos y somníferos, además de alcohol y, en menor medida, cocaína.

Las adicciones sin sustancia y la exposición de los menores

Una quinta parte de los usuarios de la red UNAD son menores de edad. Entre las mujeres jóvenes, el bingo y las redes sociales son las adicciones más comunes, mientras que los hombres menores se decantan por tragaperras y apuestas deportivas, ambas tanto en entornos presenciales como en plataformas digitales. En todos los casos, el consumo de alcohol y cannabis aparece vinculado a estos comportamientos.

El papel del estigma y los retos de las mujeres

El estigma social y la culpa son barreras adicionales que enfrentan las mujeres en su lucha contra las adicciones, a menudo agravadas por situaciones de violencia de género y experiencias traumáticas. Como explica Elisabeth Ortega, vicepresidenta de UNAD, el temor a ser juzgadas o percibidas como “madres fallidas” o “malas hijas” afecta su disposición para acceder a tratamientos.

Además, los servicios de rehabilitación están diseñados en gran medida para perfiles masculinos, limitando el acceso y la reintegración de las mujeres. Con estos obstáculos, la crisis de adicciones en España revela una problemática compleja, que exige una intervención adaptada a cada perfil y a los desafíos específicos que enfrenta cada género.