El Servei Català de Trànsit (SCT) ha activado cuatro nuevos radares móviles con el objetivo de "combatir la dispersión de la siniestralidad en la red viaria catalana", y ha colocado los dos primeros en la C-31 y la AP-7.
En un comunicado, ha explicado que se trata de radares remolque: el primero, que sancionarán desde este jueves, estará en el kilómetro 196 de la C-31 en dirección Castelldefels (Barcelona), y el segundo se activará este viernes y estará en el kilómetro 141 de la AP-7 en dirección Tarragona.
Estos aparatos son radares fijos que se pueden desplazar a cualquier punto de la red viaria, no requieren conexión eléctrica y se pueden dejar instalados diversos días, además utilizan una tecnología láser que permite detectar excesos de velocidad en diversos carriles.
Los radares tienen conexión a Internet, lo que permite gestionar de forma inmediata los expedientes correspondientes a infracciones y posibilita que no sea necesaria la presencia de un agente de tráfico.
Se situarán de forma segura al margen de la carretera, desde donde serán visibles para los conductores, y otra de sus ventajas es su resistencia, ya que se han construido "con una carcasa a prueba de vandalismos".
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