¿Crisis inevitable? Los embalses catalanes al límite mientras el verano se acerca
Los niveles de los embalses catalanes caen peligrosamente, aumentando el riesgo de una sequía severa este verano
La sequía amenaza con recrudecerse este verano si continúa la preocupante tendencia de descenso en las reservas hídricas de las cuencas internas catalanas. Según el último informe de la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), los embalses se encuentran al 32,96% de su capacidad, una disminución respecto al 33,34% registrado la semana pasada, lo que supone una pérdida de 0,38 puntos en tan solo siete días.
Actualmente, las cuencas internas almacenan 228,87 hectómetros cúbicos de agua, un nivel alarmantemente bajo que pone en riesgo el suministro y la estabilidad ambiental en los próximos meses.
Situación embalse por embalse
Los datos más recientes confirman una caída constante en los niveles de varios embalses clave:
- Darnius Boadella: Al 17,37% (17,58% la semana pasada).
- Sau: Al 13,32%, en descenso desde el 15,21%.
- Susqueda: Aumenta ligeramente al 37,13% frente al 36,41% anterior.
- La Baells: Al 57,85% (58,75% la semana pasada).
- Llosa del Cavall: Al 34,82% (35,06% hace siete días).
- Sant Ponç: Mejora ligeramente al 51,81% frente al 51,17%.
- Foix: Desciende al 93,61% desde el 95,02%.
- Siurana: Sigue en un crítico 9,65%.
- Riudecanyes: Apenas mejora al 23,46%.
La situación del sistema Ter-Llobregat
Los embalses del sistema Ter-Llobregat, que abastecen a Barcelona y Girona, tampoco escapan a la crisis hídrica. Actualmente están al 34,69% de su capacidad, una reducción respecto al 35,09% registrado la semana pasada. Estos embalses almacenan 212,32 hectómetros cúbicos de agua, frente a los 214,79 de hace una semana. En contraste, el año pasado por estas fechas, estaban al 16,77%, pero con cifras preocupantes similares.
¿Qué nos espera este verano?
La Generalitat, liderada por Salvador Illa, ha reforzado su estrategia de gestión frente a la sequía mediante la Comissió Interdepartamental de la Sequera, que busca coordinar soluciones inmediatas. Sin embargo, si esta tendencia persiste, podríamos enfrentarnos a una grave sequía este verano, con consecuencias devastadoras para el consumo humano, la agricultura y los ecosistemas.
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