Hartazgo en las divisiones de investigación de los Mossos d'Esquadra

Alertan de sobrecarga de trabajo y falta de recursos y relevo generacional

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Dos agentes de los Mossos. Foto: Mossos d'Esquadra

 

Las Unidades de Investigación (UI) de los Mossos d'Esquadra estarían al borde del colapso. Estas unidades, responsables de investigar delitos de primer nivel en las comisarías comarcales, enfrentan una sobrecarga de trabajo sin precedentes debido a la falta de personal, el aumento de casos y una burocracia cada vez más compleja. Según ha publicado ElCaso.cat, la situación "se ha vuelto insostenible", y muchos agentes optan por trasladarse a otras especialidades con mejores condiciones laborales.

Las UI investigan delitos como robos, estafas y cultivos ilegales de marihuana. En teoría, los casos más complejos son derivados a la División de Investigación Criminal (DIC), pero la realidad es distinta. La DIC, tanto en su nivel regional como central, está colapsada, lo que ha obligado a las UI a asumir investigaciones que no les corresponden, incluyendo casos de crimen organizado y agresiones sexuales que antes eran gestionadas por unidades especializadas.

El volumen de trabajo ha aumentado drásticamente mientras el número de efectivos ha disminuido. En algunas comisarías, las UI gestionan hasta 500 casos al mes, una cifra desproporcionada en comparación con sus recursos. La falta de personal y la asignación de nuevos delitos sin aumentar los recursos han convertido el trabajo en una carga imposible de manejar.

 

La burocracia, un problema

Otro de los problemas señalados por los investigadores es el incremento de la burocracia interna. Trámites que antes eran simples, como solicitar una inspección ocular, ahora requieren procesos largos y tediosos en un sistema informático obsoleto. Esto reduce el tiempo disponible para la investigación en la calle, convirtiendo a los agentes en meros administrativos frente a un ordenador en lugar de perseguir activamente a los delincuentes.

La falta de personal y la carga burocrática han llevado a que muchos casos no puedan investigarse a fondo. En ocasiones, se priorizan aquellos con mayor impacto social, mientras que otros quedan relegados sin posibilidad de resolución inmediata. Como consecuencia, los sospechosos pasan más tiempo en libertad, aumentando el riesgo de reincidencia.

 

Faltan agentes jóvenes que quieran investigar

La situación actual ha hecho que la especialidad de investigación pierda atractivo para los agentes jóvenes. La media de edad en las UI está entre 45 y 50 años, sin una nueva generación de investigadores en formación. Factores como los horarios exigentes, la carga de trabajo y la falta de incentivos salariales han desmotivado a los nuevos agentes a optar por esta especialidad.

Mientras los patrulleros tienen mejores condiciones económicas por trabajar turnos nocturnos y asistir a juicios, los investigadores no cuentan con estos incentivos. La falta de reconocimiento y las condiciones laborales han llevado a muchos veteranos a considerar el traslado a otros destinos menos exigentes y mejor remunerados.

El problema ha sido ignorado tanto a nivel político como policial. La investigación básica, que atiende los delitos más cercanos a los ciudadanos, ha sido relegada a un segundo plano. Los agentes que permanecen en las UI lo hacen por vocación, pero la falta de incentivos y la sobrecarga laboral hacen que cada vez sean más los que buscan salir de esta especialidad.

A pesar de la crisis, no se han publicado concursos para renovar las plazas vacantes, aunque se espera que en el segundo trimestre de 2025 se abra un proceso para incorporar nuevos efectivos. Sin embargo, mientras no se implementen mejoras estructurales, el colapso de las Unidades de Investigación parece inevitable.

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