Karina Gibert, experta en inteligencia artificial: "Dentro de poco tiempo oiremos hablar de alguna tecnología que superará a ChatGPT"
CatalunyaPress conversa con la catedrática de la Universitat Politècnica de Catalunya
Hace casi dos años, en una charla que mantuvimos con usted, ChatGPT no era tan empleado como lo es hoy. Usted decía que esta herramienta de inteligencia artifical (IA) generativa trabaja con incertidumbres. ¿Sigue pensando el mismo? ¿Ha cambiado algo?
El principio básico de funcionamiento de una IA generativa se podría comparar con un niño que está aprendiendo a hablar y va construyendo las frases por intuición, colocando las palabras unas detrás de las otras, y al inicio muchas veces dice cosas que no tienen sentido, porque ha combinado palabras que no tocan.
Todas las IA generativas funcionan así, y en el caso de ChatGPT, lo hace a partir de muchos documentos que ha leído y esto hace que la mayor parte del que nos diga encaje, pero esto no quiere decir que sea cierto ni que sea correcto. Esto no ha cambiado, porque es el principio de la IA generativa.
Sí que es cierto que cada vez tienen más conocimiento, y que cada vez lo hacen mejor. Pero la semana pasada leía que hay otro tipo de IA generativa, que son los modelos de difusión, que parece ser que lo están haciendo mucho mejor con menos gasto energético y de forma más sostenible. Es un universo cambiante, y que cambia deprisa, y de aquí a poco oiremos hablar de alguna tecnología que superará el ChatGPT.
¿Cómo explicaría su éxito?
Hay dos razones: es ampliamente utilizada y se ha hecho muy popular, porque está especialmente diseñada porque su interacción sea muy cómoda. Con esta bestia hablas como hablarías con tu madre o con el vecino de bajo. Y esto hace que se rompa la barrera de la rendija digital y que todo el mundo pueda interactuar. Quien más, quien menos la conoce, porque lo ha usado. Es la más popular, sin duda.
A su juicio, ¿como ha cambiado la relación de los ciudadanos con herramientas como ChatGPT?
Radicalmente. Hemos pasado de qué era necesario ser un técnico, o conocer los menús y la tecnología que había detrás, a reducirlo a una simple conversación. Y esto será un revulsivo, no solo para la IA, sino por la forma como la humanidad se relaciona con las máquinas de aquí a muy pocos años. Si evoluciona como tiene que evolucionar, para posar un ejemplo, quizás dentro de unos años no tenemos ni teclados. Quizás ni por tareas como programar. Este sería uno de los grandes efectos disruptivos.
Hace un año decía en una conferencia al CCCB que la ética tiene que ser algo imprescindible en el desarrollo de la inteligencia artificial. ¿Se está trabajando con estos parámetros?
Sí, y de hecho la Comisión Europea tiene este modelo y este paradigma ético de desarrollo. Los gobiernos europeos están todos alineados y muchos vienen a buscarnos porque los asesoramos en esta dimensión. La preocupación está, pero quiero señalar que esta visión ética de la protección de los derechos humanos del ciudadano la tenemos a Europa, pero no la tienen otras potencias mundiales. Y con los cambios que ha habido en los Estados Unidos, ya veremos...
Hace unos días se celebró la Cumbre de París, pero muchas voces dijeron que los propósitos originales de la reunión se habían quedado a medio camino.
Es una reflexión que acaba pasando de forma habitual cuando hay cumbres de estas características. Y pasa porque están más en la esfera política que a la del doing, a la de la acción. Nosotros, esta semana, seremos a la ONU para celebrar el 30.º cumpleaños de la Declaración de los Derechos de las Mujeres. Y si analizas el que tenemos tres décadas después, posarías faltas por todas partes. Hay una distancia entre la declaración a nivel político y como articulas y posas instrumentos para desplegar el que hace falta.
¿Qué balance hace, de esta reunión? En general, ¿cree que estos encuentros son útiles? Algunos expertos empiezan a plantear la conveniencia de cumbres como la del clima, de las que muchas veces se obvian las conclusiones y no se aplican las recomendaciones y directrices.
A pesar de que pienso que muchas veces acaba pasado esto, pienso que es necesario que las reuniones se sigan haciendo. Si no hay ni lo postureo, como si dijéramos, de hacer estos acuerdos públicos, es imposible pasar a la acción. Aquí estaríamos en un primer punto de qué todo el mundo tome conciencia, y a partir de aquí se puede abrir el camino para poder hacer pasas adelante.
Convendremos que no es lo más efectivo; donde se hace trabajo es en comisiones de trabajo que no salen a la televisión ni a los medios. Aun así, si estos no van acompañados de la política que acoge y recoge el que quieren hacer...
En la conversación de 2023 remarcaba mucho las diferencias entre los modelos de Europa, China y los EE. UU. respecto del abordaje de la IA. ¿Estamos donde estámos? ¿Se han intensificado las posturas?
Cada cual es donde era, en su nicho. Y quizás la situación en los Estados Unidos la veo de forma más preocupante, porque estamos dando poder a empresarios privados que ya tienen una cuota de mercado muy grande y que ahora, además, tienen la capacidad de dirigir las políticas. Esto es inquietante. Aun así, no quiero ser alarmista.
¿Hacia dónde va la IA? Tanto desde un punto de vista legislativo como tecnológico...
Tenemos que tener en cuenta que la legislación siempre irá por detrás de la tecnología, porque esta evoluciona a la velocidad de la luz y la ley tiene que responder. Antes de aprobar una ley hay que estar seguro de que no vulnera ningún colectivo.
Tenemos que trabajar para garantizar que el uso y el desarrollo de estas herramientas se haga desde un punto de vista ético. Hace falta mucha deontología, mucha formación en valores, mucho pensamiento crítico que esté muy desarrollado por parte de todo el mundo (desde el ciudadano hasta el político)... Todo el mundo, cada cual a su rol, tiene que ser responsable. Entonces, que haya un marco normativo o no, quizás la normativa no es tan importante.
Teniendo en cuenta todo el que hemos hablado... ¿Karina Gibert es optimista, pesimista o realista respecto del futuro de la IA?
(Ríe) Estoy tan convencida que esto es una herramienta de progreso absolutamente inalienable, como preocupada porque su implantación no se haga de una forma lo suficientemente prudente. Y por eso estoy arremangada asesorando todo el mundo quien me lo pide. Nos tenemos que asegurar que lo hacemos en los márgenes de la protección de los derechos de las personas.
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