La violencia de género se ceba en los barrios más pobres: la CIBA atiende a 3.700 mujeres en cuatro años
La precariedad y la falta de recursos agravan la vulnerabilidad de las víctimas de violencia machista
La violencia de género (hacia la mujer) es un problema estructural que afecta a toda la sociedad, pero sus consecuencias se hacen especialmente visibles en los barrios con menor nivel económico. En Santa Coloma de Gramenet (Barcelona), la CIBA, un centro especializado en la atención a mujeres, ha prestado ayuda a más de 3.700 víctimas de violencia machista en los últimos cuatro años. Estos datos evidencian una realidad preocupante: quienes han venido al centro, sulenen ser mujeres de la zonas más humildes la pobreza y la desigualdad social aumentan el riesgo de sufrir violencia de género y dificultan la salida de estas situaciones.
Un problema de desigualdad estructural
Diversos estudios han demostrado que la violencia de género no afecta por igual a todas las mujeres. En zonas con mayor nivel de precariedad, las víctimas se encuentran con más barreras para denunciar y salir de la espiral de violencia. La dependencia económica de la pareja, el miedo a quedarse sin hogar, la falta de empleo o de redes de apoyo son algunos de los factores que perpetúan la violencia en estos entornos. Además, en barrios con menos recursos, los servicios sociales suelen estar más saturados y las opciones de protección y acogida son más limitadas. Según expertos en violencia de género, la falta de alternativas económicas y habitacionales es una de las principales razones por las que muchas mujeres no pueden abandonar a sus agresores.
La labor de la CIBA en Santa Coloma
Desde su creación, la CIBA se ha convertido en un referente en la lucha contra la violencia machista en el área metropolitana de Barcelona. Su equipo multidisciplinar ofrece atención psicológica, asesoramiento legal, formación laboral y programas de empoderamiento para mujeres víctimas de violencia de género. Las cifras reflejan la magnitud del problema: en solo cuatro años, han acudido en busca de ayuda, una media de más de 900 mujeres. Este aumento de la demanda pone de manifiesto la necesidad de seguir reforzando los recursos públicos destinados a la protección de las víctimas, tal como explica Maribel Cárdenas, la directora del centro, cuya labor labor al frente de La CIBA refleja un compromiso con la atención integral a las mujeres en situación de vulnerabilidad. Este centro ofrece servicios especializados para víctimas de violencia machista, incluyendo atención psicológica, asesoramiento jurídico y programas de empoderamiento económico, y alojamiento con el objetivo de ser un "espacio integrador" y en "dónde los situación socioeconómica no sea un impedimento", comenta.
Las organizaciones feministas y los expertos en violencia de género insisten en que no se puede combatir la violencia machista sin abordar la desigualdad social y económica. Sin medidas que garanticen empleo digno, acceso a vivienda y recursos de atención, muchas mujeres seguirán atrapadas en relaciones de maltrato. Por ello, reclaman una mayor inversión en políticas de prevención, en la creación de viviendas de acogida y en la mejora de la atención a las víctimas en los barrios más desfavorecidos. La violencia de género no es solo un problema individual, sino un reflejo de las desigualdades estructurales que afectan a miles de mujeres en España.
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