SOS del campo catalán: Unió de Pagesos alerta que faltan 30.000 temporeros regulados

La agricultura catalana clama por soluciones ante la falta de temporeros en el "momento fuerte" del año

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Unió de Pagesos ve "muy difícil" cumplir con la previsión de trabajadores en el campo. Foto: Europa Press

 

La llegada de lluvias en marzo ha supuesto un alivio inesperado para el campo catalán. Tras años marcados por la sequía y el abandono institucional, la naturaleza ha brindado un respiro más que necesario para los agricultores. Pero no todo iba a ser positivo en un sector que parece maldito en los últimos tiempos, ya que esta mejora en el terreno ha traído consigo una nueva preocupación: la falta de mano de obra para responder a una temporada de recogida que se prevé intensa. La agricultura catalana, revitalizada por las condiciones meteorológicas, no encuentra suficientes brazos para recoger el fruto de su esfuerzo.

 

Las lluvias salvan la campaña, pero generan una nueva urgencia

En este contexto, Unió de Pagesos ha vuelto a levantar la voz para reclamar soluciones inmediatas. La organización agraria denuncia que el sector se enfrenta, una vez más, a la imposibilidad "de contratar ni llegar a la previsión necesaria de los temporeros necesarios para garantizar la campaña. “Estamos viviendo en el día de la marmota. Año tras año advertimos de lo mismo, pero nadie actúa”, lamenta Carol Aixut, responsable del área de Temporeros del sindicato.

Las cifras hablan por sí solas. Actualmente, en Catalunya hay 15.000 temporeros, cuando la previsión que se ha llevado a cabo desde el sindicato es que el campo necesitas cerca de 45.000 para cubrir todas las tareas de recolección y mantenimiento. Una diferencia abismal. La disparidad de 30.000 trabajadores no es solo un dato técnico: es la línea que separa el éxito o el fracaso de una temporada que, tras las lluvias, se presentaba esperanzadora.

 

 

Desde Unió de Pagesos proponen una vía clara: reformar el Real Decreto de Extranjería para permitir que personas migrantes sin papeles puedan ser contratadas de forma legal. En palabras de Jaume Gardeñes, responsable de Sectors Agrícoles, “hay personas que ya están aquí, que quieren trabajar, y que podrían aportar mucho si se les diera la oportunidad. Pedimos una excepcionalidad para regularizar su situación”. Un problema de recursos que también influiría en el factor social, ya que "mejoraría su estilo de vida", señala Gardeñes. Esta demanda no solo responde a la urgencia de la campaña, sino también a una necesidad de justicia social. “Es una cuestión de dignidad". Hay personas viviendo en nuestros pueblos, en condiciones precarias, cuando podrían estar trabajando y mejorando su vida. ¿Por qué no se les deja?”, se pregunta Néstor Serra, coordinador territorial de la Plana de Lleida.

Un problema con una 'fácil' solución según describe el sindicato. "Hay personas que quieren trabajar y un sectro que necesita trabajadores", explica Serra. Una petición que de primeras suena sencilla, pero en la práctica no lo es tanto. Desde Unió de Pagesos demandan la regulación de los temporeros para poder habilitar de forma legal la contratación y la estancia en nuestro país.

 

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Catalunya se encuentra ante un déficit altísimo de temporeros. Foto: Europa Press

 

Además, el sindicato denuncia un trato injusto hacia el sector y pide "dejar de criminalizar" al campo catalán. Según explica Aixut, el 99% de las inspecciones laborales a la pagesía no detectan irregularidades, pese a que el sector sigue siendo criminalizado en el discurso público y político. La sensación generalizada entre los agricultores es de persecución por cumplir con un trabajo ya complicado. "Solo pedimos que nos dejen trabajar con tranquilidad", añade.

La situación, denuncian desde Unió de Pagesos, es insostenible. A pocas semanas del inicio de la temporada álgida del año, es decir, de la campaña de recogida, no hay señales de que el Gobierno central tenga intención de modificar la legislación actual. Mientras tanto, los agricultores siguen haciendo malabares para cubrir sus necesidades laborales, en un sector clave para la economía y la soberanía alimentaria del país.

Desde el campo catalán, el mensaje es claro: las lluvias han salvado la tierra, pero sin trabajadores no habrá cosecha que celebrar.

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