La otra cara de la sequía: la "prudencia" de la Catalunya con restricciones
Mientras el Govern anuncia el levantamiento de las limitaciones tras 56 meses de sequía, algunas comarcas como la Selva o el Alt Empordà siguen en alerta
Después de más de dos años marcados por restricciones, el Govern de la Generalitat anunció hace unas semanas el fin de la crisis hídrica en gran parte de Catalunya. Gracias a las lluvias intensas del mes de marzo, los embalses han recuperado parte de su capacidad, superando registros que no veíamos desde años atrás. Un ejemplo claro es el embalse del Ter-Llobregat, que ya supera el 65%, el registro más alto desde el 2021. Una causa-consecuencia que ha permitido levantar las restricciones en nueve zonas del territorio catalán y rebajar la fase de crisis a prealerta en otras cinco. No obstante, esto es un respiro para la mayoría, pero no para todos. Algunas algunas comarcas del norte todavía sufren las consecuencias de la larga sequía.
El cambio se traduce en la normalización del riego agrícola, el fin de las restricciones en el uso urbano del agua y la recuperación de los caudales ambientales en muchos puntos del país. Pero la recuperación no es total.
La otra cara de la moneda: Garrotxa, Alt Empordà y la Selva
Aun son tres las comarcas las que sufren prohibiciones y limitaciones en el uso del agua: la Garrotxa, Alt Emportà y la Selva. Afectando todavía a millones de personas. Catalunya Press ha hablado con el Ayuntamiento de Figueres, una de las ciudades que aun no ha podido despedirse por completo de las restricciones. Aunque reconocen que la situación ha mejorado de forma “notable” en las últimas semanas, gracias a las lluvias registradas en marzo, aseguran que aún no se ha alcanzado el nivel de normalidad.
Actualmente, sufren las consecuencias de la larga sequía que ha sufrido Catalunya, pero desde el consistorio afirman que las precipitaciones han ayudado a rebajar el nivel de emergencia pasando de una fase "elevada y preocupante" al nivel 1 de alerta, escalón previo al levantamiento completo de las restricciones. "Ahora mismo, hemos establecido un uso de 200 litros por persona y día", confirma el propio Ayuntamiento. Cifra bastante más esperanzadora que la permitida en el municipio hace unas semanas, pero que limita ciertas actividades cotidianas.
Avances esperanzadores, pero con cautela
Entre los síntomas de mejora, el consistorio destaca que ya es posible ducharse en las instalaciones deportivas municipales, una de las medidas prohibidas hasta hace poco. Un paso más que indica que el fin de uno de los problemas de la década estaría rozando el punto y final. Sin embargo, desde Figueres añaden que otras restricciones clave como llenar fuentes públicas o decorativas siguen vigentes, algo que afecta directamente al turismo, una fuente vital de ingresos para la ciudad.
Por otro lado, y a pesar de que la gran mayoría de territorio en Catalunya ya se maneja sin ninguna prohibición, ellos mantienen la calma en una situación que ha sido "crítica para todos". El mensaje es esperanzador pero claro: "continuamos con prudencia", declara el Ayuntamiento de Figueres. Un llamado a la calma, ya que según fuentes del consistorio aseguran no "querer avanzarse" por la inminente llegada de la temporada de Semana Santa y verano, lo que supone un incremento de turistas y un gasto de agua medio más alto que en temporada regular, y la ciudad no quiere tomar decisiones precipitadas.
“Continuamos con prudencia”, explican desde el consistorio. “No queremos avanzarnos a la hora de levantar restricciones con el riesgo de tener que volver a activarlas si la demanda crece bruscamente”.
Cooperación con la Generalitat y objetivos a medio plazo
Figueres, al igual que otras zonas de la Garrotxa y el Alt Empordà, trabaja codo con codo con l’Agència Catalana de l’Aigua (ACA) en el Plan de Regeneración del Agua. El objetivo común es garantizar que el final de la sequía sea real y sostenible, sin retrocesos.
Mientras tanto, las autoridades locales piden comprensión y colaboración ciudadana, recordando que el cambio climático ha alterado profundamente los ciclos del agua, y que estos episodios podrían repetirse si no se actúa con responsabilidad.
El final de la sequía parece más cerca que nunca, pero para algunas comarcas de Catalunya, el camino hacia la normalidad hídrica aun tiene algunos tramos por recorrer.
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