Más de 20 ciudades planifican en el SET 2025 Barcelona frenar el turismo masivo
Más de veinte ciudades del Sur de Europa se unen para frenar el turismo masivo con el reto de recuperar la vida urbana mediante el Encunentro Sur de Europa contra la Turistización (SET)
Barcelona ha sido este fin de semana el epicentro de un desafío crucial para el futuro de las ciudades del Sur de Europa: poner freno al turismo masivo y devolver el protagonismo a sus habitantes. Más de veinte colectivos de España, Portugal, Francia, Italia, Croacia y Grecia se han dado cita en el antiguo recinto industrial de Can Batlló para participar en el Encuentro Sur de Europa contra la Turistización (SET) 2025. Un foro de debate, intercambio de estrategias y movilización social que busca construir alternativas al modelo turístico actual.
La red SET, formada hace años por movimientos de resistencia contra la turistización, ha querido recoger el impulso de las movilizaciones multitudinarias del verano pasado en territorios como Canarias, Mallorca o Cantabria. “Queremos consolidar una voz común que diga claramente: no queremos ser parques temáticos para otros. Queremos ciudades para vivir”, explican desde la organización.
Durante tres días, se han celebrado mesas redondas, talleres y debates abiertos, abordando temas como el acceso a la vivienda, la movilidad urbana, la precarización del empleo, el impacto ambiental o la reconversión productiva de las economías locales. También se ha reflexionado sobre la necesidad de transitar hacia un modelo de decrecimiento turístico, frente a un sistema que multiplica beneficios para unos pocos mientras expulsa a los vecinos de sus barrios.
El Sur de Europa bajo presión: vivienda cara, barrios vacíos y empleos precarios
Las ciudades que participan en la red SET comparten síntomas similares: alquileres que se disparan, comercios tradicionales que desaparecen, servicios públicos saturados y empleos ligados al turismo que apenas garantizan sueldos dignos.
En Nápoles, por ejemplo, la saturación turística ha vaciado el centro histórico de residentes. Alessandra Esposito, de la plataforma Resta Abitante, denuncia que “desde 2015, el número de viviendas turísticas ha crecido un 600%”. Con más de 10.000 apartamentos destinados a turistas —más incluso que Venecia—, muchos vecinos, con rentas anuales que apenas alcanzan los 13.000 euros, se ven obligados a abandonar sus barrios.
En Donostia-San Sebastián, pese a contar con un número más reducido de pisos turísticos (unos 3.000), el 70% de la población considera que la ciudad ha alcanzado su límite. “Hablan de turismo sostenible, pero los tentáculos del modelo siguen siendo los mismos: encarecimiento del alquiler, desaparición del comercio local, saturación de espacios públicos”, alerta Amaia, portavoz de la plataforma Bizilagunekin.
Barcelona, por su parte, afronta una nueva oleada de tensión social tras la recuperación del turismo pospandemia. Después de un respiro forzado por la covid-19, los efectos del turismo masivo han regresado con fuerza: alquileres que baten récords (una media de 1.193 euros mensuales), colapso del transporte público y nuevos proyectos hoteleros que provocan protestas vecinales, como las pintadas contra un hotel en el barrio del Guinardó.
El gobierno municipal admite ahora que se necesitan medidas más contundentes. El alcalde Jaume Collboni ha prometido eliminar todos los pisos turísticos para 2028 y limitar la llegada de cruceristas. Sin embargo, las entidades vecinales y plataformas sociales mantienen su escepticismo, recordando que sigue pendiente regular los contratos de alquiler de temporada, una vía de escape que erosiona cualquier intento de control.
Hacia el decrecimiento turístico: propuestas para cambiar el rumbo
Entre los temas centrales del Encuentro SET 2025 ha estado el debate sobre cómo decrecer turísticamente de forma planificada, justa y sostenible. Inspirados en experiencias locales como la de Donostia, donde se han presentado 16 propuestas hacia el decrecimiento turístico, las organizaciones plantean un cambio de paradigma que incluya:
- Crear espacios públicos permanentes de debate ciudadano sobre el modelo turístico.
- Limitar estrictamente los pisos turísticos y paralizar nuevas licencias hoteleras.
- Poner fin a la promoción turística de las ciudades, redirigiendo esos fondos a mejorar la calidad de vida de los residentes.
- Reforzar la vida comunitaria en el espacio urbano frente a su mercantilización.
- Priorizar la movilidad comarcal y proteger las zonas de valor ecológico.
- Asegurar que los ingresos de la tasa turística se inviertan en políticas de bienestar social, nunca en nuevos desarrollos turísticos.
Estas medidas no sólo buscan frenar la turistización, sino transformar profundamente las economías urbanas, recuperando diversidad, sostenibilidad y justicia social.
El Sur de Europa levanta la voz: sin vecinos, no hay ciudades
Más allá de los datos y las cifras, el Encuentro SET 2025 ha sido, sobre todo, una muestra palpable de la voluntad de resistir y reconstruir. De Barcelona a Lisboa, de Marsella a Palermo, los participantes compartieron un mismo sentimiento: la urgencia de actuar antes de que los daños sean irreversibles.
Son vecinos que se resisten a ver sus barrios convertidos en escaparates para visitantes fugaces. Comerciantes que luchan por mantener vivos sus negocios de siempre. Jóvenes que quieren poder quedarse a vivir en sus ciudades, y no verse expulsados por precios inasumibles. Trabajadores que reivindican empleos dignos más allá de la economía turística.
Su diagnóstico es claro: el turismo masivo ya no es un fenómeno inofensivo, sino un problema estructural que impacta en el acceso a la vivienda, en la salud emocional, en la cultura urbana y en el medio ambiente.
Su mensaje también es rotundo: el Sur de Europa no quiere ser el decorado de una postal, sino un territorio vivo, diverso y habitable.
“Durante la pandemia recuperamos las plazas, los comercios, la vida de barrio”, recordaba Daniel Pardo, portavoz de la red SET. “Pero en pocos meses, todo se volvió a perder. Ahora sabemos que no basta con esperar cambios: hay que construirlos”.
Por eso, como broche final, las ciudades presentes en el encuentro han acordado una gran movilización conjunta el próximo 15 de junio. Una jornada de acción simultánea en toda Europa para gritar alto y claro que sin vecinos no hay ciudades, y sin ciudades vivas, no hay futuro.
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