Sergi López: “La misión profunda del arte es tener vocación transformadora”

El cómico catalán narra como empezó en el mundo del cine, descubriendo, finalmente, que es todo un hombre de teatro. Un teatro que siempre ha llevado dentro y que defiende como algo “brutal”, despertando su pasión y contagiando el amor que siente por él.

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SERGI LOPEZ

 

SERGI LOPEZ


La Filmoteca de Catalunya está dedicando un ciclo al actor catalán Sergi López. Pero no se trata tan solo del pase de su filmografía más destacada, sino de una ‘Carta Blanca’ un concepto más abierto en el que también se incluyen películas no protagonizadas por el actor de Vilanova i la Geltrú.


Aprovechando la ocasión, entrevistamos al cómico catalán y nos narra como empezó en el mundo del cine, descubriendo, finalmente, que es todo un hombre de teatro. Un teatro que siempre ha llevado dentro y que defiende como algo “brutal”, despertando su pasión y contagiando el amor que siente por él.


En qué consiste este ciclo de la Filmoteca llamado ‘Carta Blanca de Sergi López? ¿Lo has elaborado tu?


Sí, me han propuesto un ‘Carta Blanca’ y fue como, ¿qué es? Y tenía que escoger entre 7 y 9 películas mías, de mi carrera que piense que son importantes para mi, para el público o para quien sea o que no se han visto tanto y otras tantas de otra gente que también te hayan marcado o que te gusten mucho. Es una gran propuesta para uno. Escoger varias películas que las pasen en la Filmoteca, en pantalla grande, en versión original, con buen sonido. Es una gran cosa.


Veo mucha de tus películas francesas, ¿es por alguna razón en especial?


Bueno, porque he hecho más en Francia. Pero también está la de Marc Recha (‘Una vida lliure’) de aquí, la de la Coixet (‘Mapa de los sonidos de Toquio’), la inglesa de Stephen Frears (‘Dirty Pretty Things’/’Negocios ocultos’). Pero sí, en Francia he hecho más películas.


¿Y por qué Francia? ¿Fue una decisión personal, irse allí porque no había trabajo o por algún otro motivo en particular?


No. A Francia yo fui porque hacía teatro de creación aquí, con Toni Albà que nos ayudó mucho. Y habíamos empezado, nos había ayudado, a escribir teatro a través de improvisaciones. Y él esta manera de trabajar la había aprendido en una escuela que estaba en París. Una escuela de teatro pero no de interpretación, sino de escritura a través de la improvisación. Y nos habló de esta escuela. Y al final fui allí porque la escuela estaba allí. Si hubiera estado en Albacete, hubiera sido en Albacete. Estaba en París, fui allí.


Y estando allí., había un papelito en un sitio que ponía que se buscaba a un actor con acento español para un primer largometraje de cine. Y yo fui al casting más por curiosidad. Más un, ya que estoy en París, voy a ver como es un casting de cine, cosa que nunca había hecho, no sé si te graban o qué hacen… Y fui allí, en un piso. Había un tío, con una cámara, estuvimos hablando y resultó ser el director y que me cogió para su primera peli y para mi primera peli como actor también. Y el mismo tío, al cabo de un año cuando yo ya no estaba en París, me volvió a llamar para una segunda película, luego para una tercera, luego la cuarta y ya la quinta que fue ‘Western’, que fue a Cannes, a competición oficial y allí fue donde explotó el tema de hacer cine. [El director del que habla es Manuel Poirier, y su primer largometraje del que habla es ‘La petite amie d'Antonio’].


Por lo que dices, ¿te sientes más de cine o de teatro?


Bueno, el teatro es con lo que empecé, es la mare dels ous, es el principio de todo. No sé cómo decirlo. Y en teatro como hice lo de esta escuela y hacemos teatro de creación… Nosotros mismos nos planteamos de qué queremos hablar, cómo, con qué estilo, con qué diálogos, con que puesta en escena, en que espacio, con qué personajes, nos lo planteamos todo,... Es como más completo, por así decirlo.


En cine, en cambio, mi trabajo es más de intérprete. Te envían una cosa y te dicen, el personaje llega aquí dice tal cosa y la dices. Es más especializado. Pero las dos cosas son “divers”.


En el cine no depende tanto de ti, depende de que alguien tenga el deseo de trabajar contigo, pero el teatro es más de guerrilla. En teatro si no tienes nada es más posible. Te pones una peluca, sales a la calle, te pones a gritar y ya haces teatro. Pero el cine es más complicado, requiere de más estructura. Pero me gustan las dos cosas.


El cine fue más un accidente, una casualidad, pero hoy por hoy también forma parte de mi vida. Un rodaje es una experiencia brutal, brutal, brutal. Irse con un grupo de adultos a un sitio a montar una peli es algo brutal. Y yo si puedo escoger prefiero hacerlo todo.


Y volviendo a la Carta Blanca, ¿alguna de estas películas te hizo pensar que algún día podrías formar parte de esto?


No, no, para nada. Piensa que hasta mi quinta película, 'Western',… hasta que fui a Cannes y no empecé a trabajar con algún otro director no me di cuenta de que estaba haciendo cine. Yo tengo la impresión de que esto del cine es una cosa lejana y que se te escapa de las manos. Y casi nunca me he atrevido ni a soñarlo, lo de hacer cine. El teatro sí que siempre pensé, si me pudiera ganar la vida haciendo teatro…


Pero no. Por ejemplo, mis películas que aparecen en la Carta Blanca son películas importante para mi o que no se han visto y que están muy bien… ‘El Laberinto del fauno’ que no forma parte del ciclo pero que tendía que estar no la pusimos porque la Filmoteca la pasó hace poco, porque vino aquí Guillermo (del Toro) y no tenía mucho sentido volverla a pasar.


Las otras, en las que no aparezco y he elegido, son películas que las he visto de mayor. Yo casi todo lo que visto de cine lo he visto siendo mayor. No tengo una infancia cinéfila, de ir al cine continuamente. Pero son pelis que después, de mayor, me han tocado, o me han chocado, que me han emocionado, o que me han transformado, que me han conmovido,… Y son pelis diferentes.


Es curioso, porque cuando empiezas a hacer la lista piensas que no sabes si encontrarás más de dos o tres y luego empiezan a salir. Y al final, cuando has de escoger sólo ocho, te das cuenta de que esto más lo otro… tiene gracia como películas muy diferentes, una al lado de la otra tienen un punto en común entre todas, incluso poniendo un David Lynch al lado de ‘El verdugo’ de Berlanga, por ejemplo. Una cosa transgresora o de cuestionar el poder. No son películas políticas, bueno, ‘El verdigo’ sí, pero es curioso porque incluso una película como ‘Trainspoting’ que es una peli que va de drogas, pero de drogas militantes, son una gente que va contra el sistema y que lo quieren reventar, hay un punto de vista social también.


Cuando haces cine y te envían guiones, ¿eliges también en función de este contenido político y/o social?


Mmmm. Intento… , no…, no, no, no me hago muchas preguntas. Nunca me he propuesto un: ay! Ahora me interesaría hacer una peli de… Me da igual si es una comedia o lo que sea. En el fondo lo que vivo es un privilegio, porque he de escoger porque no lo puedo hacer todo. Y sé que no le pasa a todo el mundo y le doy gracias a la vida. Por ejemplo, a mi me cuesta mucho escoger en función de mi personaje. Prefiero hacer un personaje normal o menor dentro de una buena historia que un gran personaje en una historia que no me dice mucho.


No sé, intento estar disponible, virgen, no imponerme cosas y dejar que la historia haga su efecto. Leerlo y pensar: ¡qué guay! Porque no los has visto nunca o está explicado de una manera tan sencilla que te atrae.


No hay una formula precisa. Pero al final, como me ha pasado con las pelis que he escogido para esta Carta Blanca en las que aparezco, cuando las eliges acabas retratado. Es el camino que tu haces. Si decides escoger en función de los espectadores que pueden ver una película, es un camino. Yo no le he hecho y, de repente, he hecho pelis que han tenido un montón de espectadores. 


Lo que eliges en la vida es como lo que consumes, te acaba definiendo y, finalmente, todo es político. Aunque no sea explícitamente político. 


Pero es curioso como todo lo que acabamos escogiendo… ‘Los siete samuráis’, ‘Novecento’… todas tienen una reflexión alrededor del poder o como nos organizamos. Es curioso.


Bueno, no cuesta ver su compromiso en sus actos, como el que vimos en Francia apoyando la causa independentista.


Sí, siempre me ha interesado estar comprometido con la político. Siempre me ha hecho gracia esto de la política. Pero estoy bastante menos fuera de lo que parece. Estoy bastante aquí. Y lo que estamos viviendo es inaudito. Tengo la impresión de que si viviera en Australia, también estaría interesado en lo que sucede aquí porque es un drama. Están pasando cosas muy gordas, cosas muy inesperadas con las que la gente no sabe donde va todo, ni a un lado ni a otro. Se esta moviendo algo que encuentro que es muy profundo, muy de estructura. Es chulo, es interesante el momento que estamos viviendo.


¿Esta situación te inspira también para tu creatividad en el teatro?


Es curioso, porque en teatro cuando haces creación te pasa lo mismo. Tu quieres hacer una cosa ligera, pero no es lo mismo hacerlo sobre un tío que intenta escapar de su padre, del patriarcado y quiere vivir desnudo en medio de la naturaleza [‘30/40, Livingstone’] que un señor que se dedica a hacer dibujitos en un papel.


Con Jorge [Picó, con quien ha hecho sus obras de teatro], cuando escribimos, no nos gusta ser muy explícitos, no es precisamente político, pero si nos gusta tener un punto que va hacia allí. Que te diga que esto no es solo un entretenimiento. Que hace reír, porque siempre que escribo algo es de comedia y me siento muy cercano al humor, pero nos gusta que sirva de algo, o que hable de cosas dolorosas o cosas trágicas o de cosas extrañas… pero que sirva para algo que no sólo sea pasar un rato porque hay muchos problemas. No. 


Yo pienso que el público tiene capacidad y lo pide, aunque sea comedia o humor o disfrazado de ligereza. Pero no pasa nada si de pasada acabas hablando de qué pasa cuando llega un vecino que es muy diferente y es de otro color y habla otro idioma y esto provoca cambios. Eso produce cosas sin tener que hablar explícitamente de esto.


Crees pues que el arte y la cultura tiene que tener un trasfondo.


Sí.


Y cuando ves como se trata a la cultura aquí en España, con los IVAs, etc ¿Qué piensas cuando recortan presupuesto porque creen que sólo es un divertimento?


Yo creo que justamente eso le da valor. El hecho de que el Estado le quiera quitar valor significa que la cultura sirve para algo. Crea pensamiento, un punto de vista crítico, y también con el poder, ¡es que evidentemente! De hecho, el arte no sirve para otra cosa, en el fondo. Incluso Van Gogh pintando un florero con unos girasoles, cuándo lo pinta y en el momento en que lo pintas, crea controversia y pintas otras cosas a la vez, crea pensamiento. Igual pasa con el arte abstracto, incluso el más abstracto del mundo, provoca cosas, te plantea dónde te sitúas tú como individuo, qué genera en la sociedad. 


Pienso que la misión profunda del arte es tener vocación transformadora, de hacer preguntas, de imaginar universos bocabajo, de darle un vuelco hacia cosas imposibles. Es el sentido que tiene el arte. No entiendo el arte como algo para entretenerse. Sí, puede entretener pero no se acaba nunca ahí, siempre hay una cosa que trasciende detrás, una idea de pensamiento.


¿Crees que el maltrato a la cultura es una herramienta coercitiva del poder?


Creo que el Estado intenta controlarlo todo. La vocación del poder es crecer y controlar al máximo la vida de toda la sociedad y su lucha va para ahí. Por eso, la mala noticia del maltrato constante a la cultura es una buena noticia. Señal de que alguna cosa estamos haciendo bien. Nos dice que esto del arte es más “peligroso” de lo que parece. Cuando le quieren sacar peso, aplicarle unos impuestos de lujo como a los libros y lo califican de anecdótico o superficial o una cosa no necesaria yo pienso que le están dando al arte el estatus necesario. Están diciendo “aquí pasa algo”. 


Si el Estado se preocupa de esto e intenta dinamitarlo es porque tiene algo de peligroso para el poder. Crear pensamiento crítico es peligroso porque puede ser que la gente un día no esté de acuerdo contigo.


¿Pero consideras que ahora con la aparición de Internet se está banalizando el arte, como con la aparición de plataformas online o crees más que es una herramienta?


No lo sé. Esto está cambiando mucho ahora. Creo que el mundo audiovisual está bien, está cambiando, está evolucionando. Salen formatos nuevos, gente nueva. Ahora con las series parece que tienen mucha calidad de escritura, hay mucho talento en audiovisual, en imagen.


No lo sé. Está cambiando muy deprisa todo. No tengo claro que sea un cambio hacia peor, ni que sea hacia mejor. Y lo mismo te diría con el cine.


Es como el teatro. En el teatro, al final, la potencia de ir a un sitio y escuchar a los actores y actrices respirar de verdad allí, y hablar de verdad y ser testimonio de un momento presente, presente, presente… Tiene un fuerza y un valor brutal.


Y con el cine pasa lo mismo, aquí mismo en la Filmoteca. Recuperar una película en una sala donde se apagan las luces, y ver una película en versión original, en una pantalla grande, que no puedes pararla para ir al baño o hacerte un café o cambiar de canal, sino que te has de comer el objeto de arriba abajo, encuentro que es chulo.


Yo quiero creer que, pese a todo, continuaremos dándole vuelcos y no tiene porque ser malo. Encuentro que ahora tenemos un acceso brutal a todo desde cualquier dispositivo y está cambiando la manera de relacionarse con la ficción pero esperemos que sea para bien.


¿Te ha salido algún proyecto para estas plataformas?


Alguna cosa había salido pero no se ha podido hacer por fechas o porque no me ha gustado o por diferentes razones. Es verdad que no he tenido muchas propuestas desde estas plataformas, pero algunas cosas sí me habían ofrecido. Y ha habido momentos que también me daba miedo lo de la tele y me costaba acercarme. Pero si sale alguna cosa es posible que un día de estos la haga. Si sale algo que me gusta, yo, encantado.


¿Y algún proyecto entre manos de teatro o cine?


De teatro, estamos acabando el ‘Non solum’, que parecía que se había muerto y ahora vuelve a resurgir. Parece que no se acaba de morir nunca este espectáculo.


Y de cine. Nos vamos ahora con Neus Ballús a rodar una peli a Senegal. Una peli que intentamos montar y levantar desde hace tres años o cuatro. Y encontrar la financiación es muy complicado. Porque la cosa del cine ya es complicada, pero aquí en Catalunya, entre las tasas que tumbó el PP y los recortes en las producciones de TV3, pilares básicos del cine catalán... Y ahora esto tiene una pinta de desierto, que no sé como acabaremos. Pero bueno, nosotros al final lo intentamos, con poco presupuesto, pero bueno, intentaremos tirar este proyecto adelante.


¿Un adelanto del argumento?


Es sobre un tío de aquí que viaja el Senegal y se produce este encuentro entre dos mundos, por decirlo de alguna manera.

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