Luis Moreno: "La robotización destruirá más empleos de los que pueda crear"
'Democracias robotizadas' plantea cómo puede afectar la revolución tecnológica a la sociedad en Europa y Estados Unidos.
Luis Moreno es profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en el Instituto de Políticas y Bienes Públicos. Ha publicado, junto con el cosmólogo y astrofísico teórico Raúl Jiménez 'Democracias robotizadas' (Catarata), un libro que plantea cómo puede afectar la revolución tecnológica a la sociedad en Europa y Estados Unidos, teniendo en cuenta factores como el empleo, la privacidad y los derechos de los ciudadanos.
La robotización, ¿crea más empleos de los que destruye?
Destruirá más de los que pueda crear. Se calcula que casi un 50% de puestos de trabajos serán potencialmente sustituibles por los robots o las aplicaciones digitales, de Inteligencia Artificial o de Big Data. Los puestos de trabajo que desaparecerán más rápidamente son los de tareas repetitivas más fáciles de reemplazar por la automatización. Solo aquellos basados en el “pensamiento experto” se salvarán e incluso podría haber más demanda, además de aquellos que requieran un contacto más directo entre las personas.
Las leyes y los gobiernos, ¿avanzan más lentamente que la economía y la sociedad en tecnología?
Ciertamente… Son precisamente aquellos países que procuran estar más vigilantes ante los inevitables cambios tecnológicos que se producen y que invierten más decididamente en educación y capital humano los que encaran el futuro en mejor disposición. Buen ejemplo de ello serían en Europa los países nórdicos, donde no es casual que tengan altos índices de instrucción auspiciados por gobiernos con amplio consenso social y muy atentos a la innovación educativa y tecnológica.
¿Qué perfil de ciudadano sale más desfavorecido en el mundo de la computarización?
Aquel que se resiste individualmente o que desiste de actuar con sus conciudadanos. Los procesos en EEUU podrían apuntar a un nuevo feudalismo en que los ‘siervos de la gleba’ dependiesen de los todopoderosos señores corporativos. En Europa la implementación de la renta ciudadana hará necesaria para mantener nuestro Modelo Social y los Estados del Bienestar continentales. Si así no fuese seguiríamos los pasos de EEUU y la anglobalización.
¿Cuáles son los mayores riesgos en cuanto a los derechos de la ciudadanía?
En una situación de creciente influencia de los nuevos señores feudales los ciudadanos con menos recursos e instrucción sólo podrán aspirar a una situación laboral de ‘trabajadores pobres’ con salarios de subsistencia.
Los intereses corporativos son ya más potentes que los gubernamentales en algunas situaciones y los individuos con sus teóricos derechos de ciudadanía no los pueden ejercer en la práctica de su vida cotidiana. Son como sujetos libres en una entorno de sumisión.
¿Necesitamos la robotización?
Más bien se trata de un proceso irreversible fruto de la denominada industrialización 4.0. Se trata de la cuarta revolución tecnológica de la historia contemporánea impulsada por la generalización de internet y la automatización, las cuales intensifican la maximización productiva.
¿Una sociedad robotizada es una sociedad avanzada?
Una cosa no es resultado de la otra. Nuestra pulsión por producir más y mejor no siempre conlleva mejoras o avances de nuestras sociedades. La aspiración última es la de preservar la satisfacción vital de las personas como un objetivo alcanzable.
El problema podría ser, como ha sucedido en otras situaciones históricas análogas, la de anteponer los medios a los fines. Estos últimos no pueden ser otros que los de legitimar nuestra existencia social en democracia.
¿Vamos a ver a robots trabajadores que paguen impuestos?
Debería ser así porque si no será difícil mantener un nivel de recursos fiscales que nos permita, en el caso sobre todo de las democracias del bienestar europeas, mantener nuestros costosísimos sistemas universales, públicos y gratuitos de sanidad y educación, por ejemplo. Y sufragar la futura renta ciudadana, claro está…
¿Qué no pueden suplir las máquinas?
Debe decirse que no hay algoritmo alguno que esté cerca de imitar cómo piensa un niño de 5 años. Las máquinas no pueden suplir enteramente los cuidados personales, por ejemplo. En realidad, buena parte de los llamados “cuidados informales” constituyen un nicho laboral de grandes proporciones en países como España que, desde el tránsito al tercer milenio, ha recibido alrededor de cinco millones de inmigrantes, muchos de ellos ocupados en dichas tareas. Ello se relaciona con la gradual desaparición de las ‘supermujeres’, que trabajaban a tiempo completo una doble jornada en los hogares y fuera de casa, y que están desapareciendo gradualmente.
Luis Moreno en la firma de ejemplares de la Feria del Libro de Madrid 2018
¿Cómo puede ayudar la robotización a crear más igualdad?
Como ya he indicado depende, en buena medida, de los procesos sociales que se desencadenen en el futuro, como serían el nuevo feudalismo en EEUU o la renta ciudadana en Europa. Naturalmente pueden haber híbridos entre ambas opciones en diversos lugares del mundo. Pero, por ejemplo, las prácticas del neoesclavismo en los países emergentes asiáticos no auguran precisamente una reducción de la igualdad a escala global por métodos benignos y civilizados.
Si la tecnología debe facilitar la vida a los humanos, ¿por qué hay, generalizando, más estrés y menos tiempo libre? ¿La usamos mal?
La tecnología condiciona nuestras vidas pero, por ejemplo, el uso del móvil todo el día es algo que decidimos -o no- nosotros mismos. Cada vez hay más personas, sobre todo jóvenes, que viven un mundo virtual casi las 24 horas del día. Se supone que si les fastidiase sólo tendrían que no usarlo para no causarse tanto estrés con tuits o comunicaciones sin fin en las redes sociales.
La tecnología es una imposición de la que no puede escaparse. En última instancia nosotros construimos también nuestra forma de vida.
¿El proceso de compra de un billete de avión con comodidad y a cualquier hora es uno de los cambios más visibles de Internet para la vida cotidiana?
Así es… Hace no tantos años el asunto de comprar un billete aéreo era hasta complicado. Primero había que requerir los servicios de una agencia de viajes; allí un empleado buscaba por vía telefónica un billete lo más adecuado a las características solicitadas -no siempre las deseadas- y emitía el billete a mano. Hoy en día el interesado visita una página web en internet que no es más que un interfaz para que el usuario pueda acceder a datos almacenados en servidores en la ‘nube’, los cuales proporcionan información para seleccionar; por ejemplo, un vuelo, un hotel o un coche de alquiler. El propio usuario introduce su destino, fechas y demás datos para el billete y servicios requeridos y obtiene un listado de todas las opciones. Una vez decidida la compra, paga la transacción electrónicamente y puede obtener en su dispositivo móvil las tarjetas de embarque que le permiten el acceso directo al avión.
¿El modelo social europeo es menos desigual que el estadounidense?
En 1980 EE UU y Europa occidental tenían una población y una renta media similar, así como un nivel de desigualdad parejo. Mientras el 1% más rico capturaba el 10% de la renta nacional, el 50% más pobre se hacía con el 20%. Apenas 40 años más tarde la situación ha cambiado significativamente, mostrando una clara divergencia a ambas orillas del Atlántico.
Ahora el 1% de superricos en Europa se lleva el 12%, mientras en EE UU han duplicado su participación hasta el 20%. El 50% más pobre en Europa ha visto aumentar -levemente- su parte de la renta nacional hasta el 22%, pero en EE UU se ha reducido a la mitad, es decir, hasta un 10%. Las cifras hablan por sí solas.
¿Tenemos menos privacidad?
Según el concepto tradicional de privacidad puede afirmarse que ya prácticamente no existe. Edward Snowden, ahora exiliado de los EEUU y residente en Moscú, fue el gran ‘chivato’ de las prácticas de espionaje informático, la ciberseguridad y la desnaturalización de la privacidad. Alertó a la opinión pública de unas prácticas opacas, las cuales se exponen con gran realismo narrativo en la muy recomendable película, 'Citizenfour', ganadora de un Oscar de la Academia de Hollywood como documental. A raíz de su estreno, el popular crítico de cine neoyorquino, David Edelstein, efectuó una favorable recensión del filme, pero advirtió irónicamente a los futuros espectadores que no adquiriesen sus entradas abonándolas con tarjetas de pago bancaria. Ello dejaría un rastro informático que eventualmente podría ser identificado y conservado en los archivos por los ciberservicios de vigilancia. El espectador pasaría a estar “fichado” por haber asistido a la proyección de un filme en el que el protagonista ha sido acusado por el Departamento de Justicia estadounidense como espía y, de consecuencia, como traidor y antipatriota. Tal cual…
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